Para descubrir la isla en tres días hay que saber cuáles son los lugares y planes imprescindibles para conocer los rincones más especiales de Ibiza. 

DÍA 1: Pasear por el Patrimonio de la Humanidad hasta la tradición más esencial

El día puede empezar visitando el recinto amurallado de Dalt Vila, declarado por la Unesco como Patrimonio de la Humanidad en 1999. Se trata de la ciudad alta de Ibiza, un entramado de callejones empedrados, fachadas encaladas y rincones llenos de esencia. Si te gusta el arte no puedes dejar de visitar el Museo Puget.

Turistas en el Portal de ses Taules de Dalt Vila en septiembre del año pasado. Vicent Marí

Una vez alcanzada la cima de Dalt Vila, con la Catedral coronando la ciudad amurallada, y te has quedado con ganas de descubrir más sobre las primeras civilizaciones de Ibiza puedes visitar el Museo de Puig des Molins, donde podrás observar la necrópolis más extensa y mejor conservada de todo el mundo.

La ruta de este primer día te llevará al pequeño pueblo de Sant Carles, uno de los lugares con más encanto de la isla. En esta localidad se encuentra el mercadillo de Las Dalias, abierto todos los días en verano y durante los fines de semana en invierno. Pasear entre los puestos, deleitarte con las joyas de plata, los accesorios de piel o probar instrumentos musicales artesanales son algunas de las cosas que harán que pierdas la noción del tiempo. 

Campanario de la iglesia de Sant Carles. J.A. Riera

Después del mercadillo de Las Dalias recomendamos coger fuerzas en el tradicional Bar Anneta, ubicado a pie de la carretera, frente a la iglesia. Se trata de uno de los establecimientos con más historia de la isla de Ibiza, que te transporta a la época de los hippies. Son característicos de este bar los buzones que hay para que los vecinos puedan recoger allí su correspondencia y, en cuanto a gastronomía, no dejes de probar las hierbas ibicencas que elaboran de forma artesanal. Además, también podrás degustar platos y postres típicos de la isla. 

El mercadillo de Las Dalias, donde también se puede disfrutar de la gastronomía Sergio G. Cañizares

La primera jornada de este viaje acabará en Santa Eulària, una localidad ubicada entre Sant Carles y la ciudad de Ibiza. En Santa Eulària podrás dar un agradable paseo por su costa y disfrutar de cualquiera de los establecimientos que se encuentran a pie del paseo marítimo. 

La iglesia (Puig de Missa), situada encima de una montaña, y las vistas que se pueden contemplar desde allí son una auténtica joya que bien merecen visitarse. 

Imagen de archivo de Es Puig de Missa D.I.

DÍA 2: La ruta de los pueblos blancos

Ibiza cuenta con cinco municipios que albergan numerosos pueblos, algunos minúsculos. 

Iglesia de Santa Agnès. César Navarro

La ruta de esta segunda jornada empezará en Santa Gertrudis para luego dirigirse hasta Sant Miquel y llegar a Sant Joan, ubicado en el norte de la isla. La parada imprescindible en Santa Gertrudis es el bar Costa, donde se sirven bocadillos de renombre internacional. Sant Miquel y Sant Joan, por su parte, son lugares donde se puede experimentar la 'slow life', la calma y la tranquilidad.

Imagen de la plaza de la iglesia de Sant Miquel, en fiestas. D.I.

Tras Sant Joan, el visitante se puede dirigir a Santa Agnès y probar las famosas tortillas del Bar Cosmi. Un valle repleto de almendros harán de su visita un auténtico espectáculo en cualquier momento del año, pero especialmente en febrero, cuando estos árboles florecen. Es posible rodear el valle a través de una ruta circular que le llevará a un acantilado con imponentes vistas: se trata de sa Penya Esbarrada, conocido también como las Puertas del Cielo. 

Almendros en Santa Agnès. | TONI ESCOBAR GABRIELLE GAMBINA

DÍA 3: Relax al lado del mar

La ruta del tercer y último día llevará al visitante a la zona oeste de la isla de Ibiza. Empezando el recorrido en ses Salines, parque natural, se pueden bordear los estanques de las salinas y disfrutar, según la época, de los flamencos que hacen de Ibiza su hábitat. Un paseo por la playa de ses Salines para acabar en la Torre de ses Portes, una de las construcciones defensivas de las muchas que hay en la isla distribuidas por la costa. Desde este punto se puede observar el paso entre Ibiza y Formentera, es Freus. 

Playa de ses Salines. D.I

Tras este relajante paseo, el visitante puede dirigirse hacia sa Caleta, una de las playas más auténticas y donde se puede ver el poblado fenicio, el primer asentamiento que hubo en la isla. 

Imagen de archivo de la playa de Sa Caleta. D.I.

A continuación, aconsejamos llegar hasta Sant Josep y elegir entre las múltiples opciones de playas que oferta este municipio. Cala Bassa, Cala d’Hort, Platges de Comte o Cala Tarida son algunas de los mejores arenales que hay en Ibiza y todos ellos se encuentran en este municipio. 

La playa de Cala Bassa. J.A. Riera

Un baño en cualquiera de estas playas o, incluso, una siesta si el tiempo no acompaña, son algunas de las mejores opciones para volver al destino de origen con la mejor de las energías. 

Platges de Comte, una de las más conocidas. Vicent Marí