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Crisis sanitaria | Vacunación en el Recinto Ferial

«La gente de Ibiza llega reacia a la AstraZeneca»

El Recinto Ferial de Ibiza sigue adelante con la campaña de vacunación adaptándose a los cambios en los rangos de edad

«La gente de Ibiza llega reacia a la AstraZeneca»

«La gente de Ibiza llega reacia a la AstraZeneca» Josep Àngel Costa

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«La gente de Ibiza llega reacia a la AstraZeneca» Josep Àngel Costa

El momento de mayor presión en el centro de vacunación masiva del Recinto Ferial se concentra a primera hora de la mañana, pero, a partir de las once, el ritmo ha decrecido considerablemente. En todo momento va llegando algún usuario con cita del Ib-Salut, pero de manera espaciada, de forma que la actividad no cesa pero se atiende de manera inmediata y sin sufrir esperas.

Sergio García, Antonia Gamonales y Patricia López. | J. A. C.

El personal desplegado prevé inocular 222 dosis de Pfizer para mayores de 70 años esta jornada. En cambio, es imposible conocer con certeza cuántas de AstraZeneca les va a tocar administrar, después de que se haya suspendido su administración a las personas nacidas de 1961 hacia atrás. «Van cambiando constantemente los rangos de edad, estamos pendientes de las actualizaciones», comentan.

Fernando Moreno, de 60 años, aún se encuentra dentro de la franja que sigue adelante con sus citas y acaba de recibir su primera dosis de AstraZeneca. «Hay muchas informaciones contradictorias, pero pienso que son más las ventajas que los inconvenientes y que, vacunándose, uno tiene menos riesgos de que la cosa vaya a peor», explica. Ahora confía en regresar el 2 julio, la fecha asignada, en principio, para la segunda inyección.

«Un poco más segura»

Encarna Hernández, de 62, no oculta que acudía con cierto recelo. «He venido ilusionada por no pillar el bicho, pero con la cosilla de a ver cómo funciona esto». A pesar del «sustillo» inicial, ahora abandona las instalaciones «un poco más segura».

Junto a la entrada del recinto de vacunación se encuentra María Dolores Buyón. Ella aún no tiene cita y espera a su marido, de 76 años, que se encuentra en el interior para recibir la vacuna Pfizer. «Yo prefiero que no me toque la AstraZeneca», apunta.

Encarna Hernández, recién vacunada con AstraZeneca. | J.A.C.

«Aunque seguro que, en realidad, es tan buena como las demás, porque, si fuera mala, no se la pondrían a nadie y son muy pocas las personas a las que les ha sentado mal», añade.

Eulària Marí, de 60 años, es un claro ejemplo de la paradoja que comparte mucha gente de su edad. «Tengo miedo de la AstraZeneca, pero también muchas ganas de que me la pongan», explica. «El problema son los comentarios que se escuchan en las noticias», abunda.

La auxiliar de enfermería Patricia López recibe a los usuarios y les asiste en todo el proceso, además de resolver sus dudas. «Te encuentras de todo, gente superilusionada y otra que viene con respeto», constata. «Pero cuando les comunicamos que nosotros ya hemos sido vacunados, eso les anima mucho y les quita el miedo, aunque es respetable la gente que no quiera hacerlo», apunta.

Sergio García administra la vacuna a un paciente. | J.A.C.

Gratitud por la atención

Patricia y uno de los enfermeros, Eduardo García, se despiden cariñosamente de Antonia Gamonales, una dicharachera paciente de 76 años que no escatima elogios hacia los dos sanitarios.

«Una maravilla los chicos, qué majos que son los dos», exclama con emoción Antonia. «Me han pinchado y le digo ‘¿pero ya has terminado’? Ha sido todo rapidísimo y no me enterado», detalla, antes de pedir una foto con los dos sanitarios.

Por su edad, Antonia ha recibido la dosis de Pfizer, además de que ya acudía con toda la tranquilidad del mundo porque cada año se vacuna de gripe. Tras la inyección, se dirige a un espacio anexo, antes de la salida. Allí esperan otras siete personas, mientras una operario va desinfectando las sillas que acaban de ser abandonadas.

«En esa zona se queda la gente recién vacunada durante unos quince minutos, como protocolo de seguridad por si hubiera alguna reacción a la vacuna», aclara Sergio García. En el caso de que los pacientes sufran de alguna alergia, el tiempo de vigilancia se prolonga hasta la media hora. «No está habiendo ningún tipo de problema aquí, más allá de alguna pequeña subida de tensión», subraya el enfermero, «pero reacciones a la vacuna no hay ninguna».

«Hay gente muy ilusionada y otra con respeto, pero les anima saber que nosotros estamos vacunados»

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No obstante, la gente llega reacia si sabe que le toca recibir la AstraZeneca «por todo lo que se está oyendo y siempre preguntan si no pueden ponerse otra». «El otro día, Castilla y León suspendió la vacunación mientras nosotros seguíamos poniéndola», recuerda, pero tiene claro que «se ha invertido mucho tiempo y dinero y sabemos que es el mejor remedio a la enfermedad».

Diane Linda Hendel llega a la zona de espera tras vacunarse con AstraZeneca. «Yo no estoy nada asustada, sino muy feliz porque ya tengo muchas ganas de ir a ver a mis nietos», destaca esta británica que no visita su país desde las pasadas Navidades.

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