Al contrario de lo que pueda parecer, los problemas de conservación de las dunas de es Cavallet no empezaron con la irrupción del turismo, sino que varias décadas antes de los años 50 ya sufrían la erosión por el pastoreo de cabras. Con el paso de los años y la presión humana, el problema se ha ido agravando exponencialmente, con agresiones como los vendedores ambulantes que usan las dunas para perforar zulos donde guardar su material (se han llegado a contabilizar más de 50). Pero, sobre todo, por su fama como meca mundial del cruising, los escarceos sexuales con desconocidos que llegaron a promocionarse en folletos turísticos del Consell de Eivissa en 2014.

Plan integral de recuperación

El doctor en Geografía y en Geología Francesc Xavier Roig-Munar, responsable de la gestión de los sistemas dunares del Golfo de Rosas y de Tarragona, detalló ayer los desequilibrios que sufren los ecosistemas de es Cavallet e incidió que requiere de un plan integral. «Solo se ha acordonado como si fuera un solar y la gente sigue invadiendo el espacio», subrayó.

Este experto mallorquín dirigió ayer un itinerario interpretativo sobre la evolución del sistema duna-playa y sus posibilidades de gestión y planificación, dentro de las actividades divulgativas organizadas por el Parc Natural de Ses Salines. Su diagnóstico es contundente: están en un estado crítico «fruto de la mala gestión y los usos recreativos».

Roig-Munar mostró los signos que advierten de su erosión, como las raíces de arbustos y árboles a la vista, a causa de la pérdida de la arena, la fragmentación de las líneas de vegetación o las áreas «como plazas de toro» en las que la playa ha ganado terreno a las dunas. Otros efectos de la presión humana son los múltiples senderos que rompen la continuidad del ecosistema con «canales de deflación» que acentúan su proceso de degradación. Hasta el punto de que, a corto o medio plazo, «la arena caerá en los estanques salineros».

Entre algunas de sus propuestas, aconseja directamente instalar vallas cinegéticas que impidan el paso al sistema dunar, visto que el incivismo es el mayor problema que sufren. De hecho, durante el recorrido, y con la playa casi vacía, las técnicas del Parc Natural llamaron la atención en dos casos a gente que invadían la zona protegida, ignorando el cordón que marca el perímetro.