Los magistrados de la sección segunda de la Audiencia Provincial de Balears han condenado a la pena de seis años de cárcel a un hombre de quien se considera probado que, además de realizar funciones de taxista pirata, se dedicaba al tráfico de drogas en Ibiza. El hombre, de 32 años de edad y de nacionalidad venezolana, fue arrestado por la Guardia Civil en septiembre de 2019 durante un control en Sant Antoni. Fue sorprendido con una gran cantidad de tipos de drogas. En el vehículo que conducía el acusado los agentes encontraron casi 500 pastillas de MDMA y 439 envases con drogas de diferentes clases.

Tras ser arrestado, fue puesto a disposición del juzgado de guardia, que ordenó su ingreso en prisión con carácter provisional, en donde ha permanecido desde entonces hasta que se celebró el juicio y fue condenado en una sentencia firmada el pasado 30 de julio, diez meses después de ser arrestado. En un principio, la Fiscalía de Ibiza solicitaba una pena de siete años y cuatro meses por la comisión de un delito contra la salud de pública, una petición que la representante del ministerio público no modificó tras escuchar a las partes en la vista oral, que se celebró en Palma el pasado 23 de julio.

Su abogado, Joan Cerdá, ha presentado recurso de apelación ante el Tribunal Superior de Justicia de Balears (Cerdà) porque el venezolano asegura que toda esa droga no era suya sino, tal vez, de la persona a la que estaba llevando en el taxi ilegal, al parecer un joven de nacionalidad británica que no pudo ser localizado, o incluso de otros clientes anteriores que habrían montado en el taxi ilegal, algo que los magistrados de la sección segunda de la Audiencia Provincial han descartado.

«Todo tipo de drogas»

«Todo tipo de drogas»

«Es cierto que hubiera sido deseable, tanto para acusación como para defensa,, la declaración del pasajero inglés que fue interceptado en el momento de la detención del acusado. Dicho individuo fue quien dijo a los agentes de la Guardia Civil que el acusado le había ofrecido drogas. Ahora bien, dada la imposibilidad de localización de dicho testigo, tal y como consta en autos, el testimonio de referencia resulta válido como prueba de cargo en este caso», señalan los magistrados en los fundamentos jurídicos de la sentencia.

En el relato de los jueces se añade que el propio detenido reconoció ante los agentes que le dieron el alto que estaba haciendo de taxista ilegal.

El propio cliente, el inglés, también lo reconoció, y dijo además que le había ofrecido «todo tipo de drogas». Entonces, «el agente procedió a la inspección del vehículo y halló, bajo el asiento del conductor, la riñonera con las sustancias estupefacientes», señala la sentencia, que añade: «El valor en el mercado de la venta del contenido de la riñonera hubiera ascendido a los 21.887,02 euros». El detenido también llevaba como 910 euros en efectivo y tres teléfonos móviles. Según la sentencia, el dinero procedía de la venta de drogas a turistas.

Resulta llamativa la gran variedad de drogas que, según los jueces, el acusado llevaba para vender a los turistas: 98 comprimidos de MDMA rosas con forma de champiñón, 97 de color naranja y forma de nube, 86 anaranjados y forma de máscara, 98 grises rectangulares con inscripción Rolls Royce, 102 más grises con el símbolo de Audi , 26 comprimidos de DOB (2,5 dimetoxi-4-bromoanfetamina), 15 bolsas con 50,67 gramos de marihuana, 106 bolsitas con unos 80 gramos de ketamina, 98 bolsas de MDMA, 14 bolsas con setas (psiolocina), 47 bolsitas con 34,05 gramos de cocaína, unas 150 bolsitas con unos 110 gramos de cocaína y diez bolsas con 48,34 de resina de cannabis.

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