«Como en tiempos de guerra». Así describe José Antonio Roselló, vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB), la caída experimentada en el PIB pitiuso durante el segundo trimestre del año, nada menos que del 40%, según cifra el informe de evaluación económica elaborado por esa entidad.

El golpe recibido en Ibiza es superior al del conjunto de Balears (-35,6%) y de España (-22%). Pero las previsiones son de que en el tercer trimestre (de julio a septiembre) sea aún peor: «Nuestros analistas de la Fundación Impulsa prevén que podría haber caído aún más en el tercer trimestre.

A día de hoy, no se esperan cifras positivas hasta pasado un año, pero sin recuperar lo perdido».

¿A qué se debe ese derrumbamiento? En marzo, poco antes de que se declarara el estado de alarma, Roselló ya avisó de que las Pitiusas «colapsarían» si las empresas demoraban sus aperturas o si, a pesar de iniciar la temporada, no tenían clientes, como finalmente sucedió: «La economía —cuenta ahora— sufrió entonces un shock de oferta provocado por el confinamiento, lo cual de por sí fue un golpe monumental, no muy diferente a lo que sería en tiempos de guerra».

Aquel shock inicial «fue seguido después por otro de demanda», señala Roselló: «Todos recordamos cómo, a pesar de la desescalada y la reapertura, aunque inicialmente las cosas parecían empezar a animarse mínimamente en la llamada nueva normalidad, las restricciones impuestas en los distintos países europeos emisores de turistas dieron de nuevo la puntilla y se generó el nuevo shock de demanda».

Ahora, «los economistas y empresarios temen que se pueda producir un tercer golpe, que sería financiero, lo cual alargaría más la crisis en las Pitiüses», avisa el vicepresidente de la CAEB: «Este es un punto esencial, que habría que evitar de manera perentoria y que la política económica no parece estar abordando de manera clara». Ese tercer shock financiero estaría asociado «a los impagos de las empresas».

De ahí que «la mejor recomendación a los empresarios es que no confíen de momento en las medidas públicas y, sobre todo, procuren por sí mismos reestructurar la deuda y acceder a créditos de contingencia, si les es posible».

A su juicio, las medidas adoptadas hasta ahora son «de contingencia y tienen por objeto la reparación de los daños», como los ERTE o los apoyos del ICO: «Lo que más pronto que tarde habrá que hacer, será adoptar medidas para poner músculo en la estructura productiva. Sobre este punto, hay una cierta parálisis y no poca confusión», critica.

Si bien valora las medidas de apoyo financiero de, por ejemplo, los ayuntamientos («como es el caso de la línea de apoyo abierta por Sant Josep»), así como del Consell, «que ejerce de coordinador o catalizador», advierte de que «tienen un efecto limitado debido a su escasa cuantía y concepción».

«Vaivenes sanitarios»

Considera que las razones de que no se esperen mejoras del comportamiento coyuntural en breve «tienen también mucho que ver con los vaivenes en las medidas sanitarias y confinamientos», al tratarse de «procesos discontinuos, un 'ahora sí, ahora no' que crea mucha incertidumbre, a la par que erosiona la fortaleza del equilibrio financiero de las empresas». De ahí que, «en este contexto, no pocos economistas piensen que el periodo de crisis podría ser más largo de lo que nos pensamos».

La CAEB aboga por «una colaboración público-privada, a fin de disponer de diagnósticos compartidos y conseguir las sinergias propias de la combinación de las potencialidades de cada una».

Pone el ejemplo de lo que está sucediendo en el mercado laboral: «Los datos de paro y ocupación han sido muy negativos en las Pitiusas. Llueve sobre mojado, porque más allá de las cifras actuales, nuestro mercado de trabajo arrastra una inadecuación al mundo que viene, especialmente si pensamos en la robotización y la digitalización. Los programas de formación van a tener que desempeñar un papel cada vez más relevante», según Roselló, que considera que «los datos de coyuntura actuales, y los que vendrán, son un termómetro que nos da el pulso de una situación que, teniendo su origen en la pandemia, en realidad presenta caracteres más profundos».

«No hay que perder energías soñando con un supuesto cambio de modelo»

Desde Ibiza, insiste José Antonio Roselló, vicepresidente de la Confederación de Asociaciones Empresariales de Balears (CAEB), «hay que seguir insistiendo en un plan general de apoyo al turismo», con el añadido de que «no hay que perder energías soñando con un supuesto cambio de modelo».

«Nuestro economista jefe en la Fundación Impulsa, Antoni Riera, lo ha dicho bien claro: más que de modelo, lo suyo es hablar de la estructura económica de una economía. Y Riera advierte de que una economía no cambia por decreto, sino que cambia a través de transformaciones de manera natural, no impuesta. De hecho, un supuesto nuevo modelo no es posible, asegura, si las empresas, verdaderos actores del cambio, no lo aceptan», afirma el responsable ibicenco de la CAEB.