Alumna de Vicent Calbet y amante de la pintura desde su más tierna infancia, la artista Patricia Boned presenta hoy 'Sinofris' en el Club Diario, a las 19 horas, una colección de 21 obras en la que mujeres imperfectas y blanquecinas muestran la belleza de los defectos. «Pinto mujeres porque creo que me busco a mí misma en cada obra», explica Boned. La exposición se enmarca en la IV Semana Cultural de la Mujer, organizada por Diario de Ibiza.

¿Qué es la pintura para usted?

Mi vida, pinto desde que era pequeña. Las paredes de mi casa siempre estaban llenas de frisos a mi altura [ríe].

Una vocación clara...

Sí, aunque nunca me había planteado estudiar para ello. Sin embargo, los profesores se dieron cuenta de que dibujaba más que atender en clase y hablaron con mis padres.

¿Y cómo reaccionaron?

Siempre me han apoyado. Gracias a ellos pude ir a Barcelona a estudiar en la Escola Massana y cuando acabé me puse a estudiar dos años de vitrales en la Associació Catalana de les Arts del Vidre.

¿Y su relación con Vicent Calbet?

A los 17 años me fui directa a pedirle que me diera clases. Le debí de caer en gracia, porque aceptó. Me ayudó mucho a ver cosas en los dibujos que hacía, a diferenciar entre lo que era interesante y lo que no lo era.

¿Qué es 'Sinofris', el título de su nueva colección?

Sinofris son los pelillos que hay en el entrecejo. La he titulado así porque hace mucho tiempo que pinto a las mujeres con una sola ceja.

¿Como Frida Kahlo?

Sí, aunque no tiene nada que ver con ella. Pero entiendo que es un rasgo suyo muy característico.

¿Por qué las pinta así?

Me gusta plasmar pequeños defectos evidentes. No son estéticos, pero pueden serlo. Tendemos mucho a ver solo la fachada. Queremos ver las cosas bonitas, que las mujeres estén hermosas... Por eso me gusta pintarlas con defectos, gente normal y con presencia. No me imagino pintándolas sin entrecejo [sonríe].

¿Solo pinta mujeres?

Sí, creo que he pintado un hombre en mi vida, que fue Félix, de la tetería Queriendo- Te, en Eivissa. Y fue porque es un personaje muy especial y le hice un retrato, pero solamente pinto mujeres.

Curioso...

Creo que es porque es lo que más conozco, y lo que menos. Supongo que a través de mis pinturas lo que busco es conocerme a mí misma.

¿En qué se inspira?

El primer recuerdo que tengo sobre pintura son las obras del Greco, que tenían los cuerpos deformados y blanquecinos. Vi que con el cuerpo, con las manos y con el rostro se podían expresar muchísimas cosas y me apasionó. También practicaba dibujo viendo esculturas de Miguel Ángel, dibujando los claroscuros, y me llamaba mucho la atención cómo retorcía las manos para expresar tensión y angustia, o suavidad y delicadeza. Al principio pintaba con mucha expresión, forzando mucho los rostros y las manos. Me he ido suavizando.

¿Ve un cambio en su pintura?

Sí, he ido esquematizando las manos hasta reducirlas a lo mínimo. Ahora son tan solo una línea ondulada. He conseguido que me importen tan poco que no me fijo en el número de dedos que tienen.

¿Hay más dedos?

Mis manos tienen 6, 7 u 8. Es que no me importan los dedos que se tengan. Cuanto más sencillo y más esquematizado [el trazo], mejor [ríe].

¿Algún otro cambio?

Antes dibujaba los rostros muy tensos, ahora los hago más relajados e incluso dormidos.

¿Con los ojos cerrados?

Ahora las pinto con los ojos abiertos, pero he hecho muchas obras con los ojos cerrados.

¿Tiene algún significado?

De repente me vi envuelta en un mundo muy caótico y muy violento. Necesitaba un remanso de paz y crear una especie de burbuja a mi alrededor. Las figuras que he hecho con los ojos cerrados creo que buscan eso, un poco de paz. Ahora los vuelvo a hacer con los ojos abiertos porque quiero ver lo que pasa a mi alrededor.

¿Se imagina su vida sin la pintura?

Me la puedo imaginar y sería un desastre. ¿Qué haría? Supongo que tendría adicción a otra cosa. Cuando me voy al estudio a pintar es el mejor momento del día. Tengo hijos, es muy bonito estar con ellos y es muy bonita la familia, pero necesito ese momento para mí e intento pintar todos los días, sobre todo en invierno. En verano casi no tengo tiempo porque tengo una tienda.

¿Y cómo hace?

Cuando voy en el coche mi cabeza va pintando y voy viendo lo que quiero plasmar. Así cuando llego al estudio voy a tiro hecho. No dispongo de mucho tiempo e intento aprovecharlo al máximo.

¿Cuánto tarda en hacer una pintura?

Depende, lo que suelo hacer es pintar varias a la vez.

¿Por algún motivo?

Me ayuda a distanciarme un poco de la obra y cuando la vuelvo a ver me es más fácil reconocer qué es lo que le falta. Es como un diálogo. Si estás mucho tiempo metida en la misma pintura te bloqueas y no tienes un criterio de distancia.

¿También es de las que lee varios libros al mismo tiempo?

Lo he hecho y al final junto todas las historias [ríe].

¿Qué va a ver la gente en 'Sinofris'?

Una selección de mujeres con alas. Para mí representan la libertad de poder volar en cualquier momento.

Muy acorde con la lucha feminista, ¿cómo ve el panorama?

Encantada porque veo a mujeres muy jóvenes y muy inteligentes que están luchando por nuestros derechos. Hay miles de ejemplos, como María Murnau, Feminista Ilustrada, que viene esta tarde, [por ayer] o Paula Bonet, que es una gran ilustradora también. Creo que las cosas han mejorado y que van a seguir haciéndolo.