El diagnóstico previo a la revisión del Plan Territorial Insular (PTI) recomienda la mejora de la protección de diversas zonas de la isla de «singularidad biológica» y cita «el ámbito ocupado por el antiguo Parque Natural de Cala d'Hort, el islote de Tagomago o la costa de es Amunts».

El análisis sobre los espacios de valor ambiental que ha hecho la consultora Cotesa por encargo del Consell indica que el 35% de la superficie insular dispone de alguna figura de protección ambiental, pero apunta que estas son «interpretadas como meras herramientas de limitación de usos y actividades» sin el desarrollo de «necesarios planes de gestión».

El primer gobierno autónomo progresista aprobó en 2002 el Plan de Ordenación de Recursos Naturales (PORN) del Parque Natural de Cala d'Hort, Cap Llentrisca y sa Talàia y los islotes de es Vedrà y es Vedranell, pero esta medida duró muy poco ya que, tras el triunfo electoral del PP en 2003, este partido retiró la figura de protección para satisfacer las reivindicaciones de los propietarios de la zona.

El polémico proyecto para reconvertir una antigua casa en un hotel rural junto al observatorio astronómico y el yacimiento de Can Sorà que ha sido rechazado por el Consell de Ibiza es el último episodio que ha puesto sobre la mesa el debate sobre el grado de protección de este espacio natural.

De hecho, el diagnóstico del PTI apunta que sobre los espacios naturales protegidos de la isla existe «una fuerte presión» por «el uso residencial». La diseminación de viviendas por el territorio es el resultado de «una forma tradicional de ocupación que se ha visto desbordada, en un contexto no agropecuario, como resultado de una política errática y a veces demasiado permisiva».

El desarrollo urbanístico de estos enclaves está ligado, «en gran medida y paradójicamente, al retroceso de la actividad agraria». «La mejora de la accesibilidad motorizada (automóvil o barcos) tiene consecuencias negativas sobre ciertos espacios, islotes y tramos de la costa». Así, «los lugares menos accesibles son los que mejor preservados están», agrega. Por ello, el documento indica la necesidad de que se limite el acceso rodado a los espacios de «mayor valor ambiental», entre los que cita el Parque Natural de ses Salines.

La protección de Tagomago

Sobre el islote de Tagomago, el documento señala que el hecho de que sea privado «puede suponer un riesgo». «Su preservación efectiva exige un fuerte control de las limitaciones a la edificación y sobre los usos a los que pueda ser sometida», apunta, al tiempo que agrega: «La difícil accesibilidad se está viendo alterada por el aumento de embarcaciones de recreo que acceden por vía marítima».

Hay que tener en cuenta que la conselleria balear de Medio Ambiente presentará un contencioso administrativo contra la adjudicación de una concesión de un pantalán y dos campos de boyas en el islote por parte del Ministerio de Transición Ecológica.

El subcomité de Red Natura 2000, dependiente de la Comunitat Autònoma, ya informó en contra del pantalán, que, además, no se puede legalizar. Los fondeos pueden afectar a una importante colonia de Puffinus mauretanicus ( virots), una especie que se encuentra en peligro de extinción.