Las palomas torcaces, el regreso de la plaga de la Tuta absoluta y una misteriosa «incidencia» en las sandías afectaron la producción de la cooperativa Agroeivissa durante 2019 . Eso sí, las 1.400 toneladas pesadas en sus instalaciones, un 4% menos que durante 2018, se vieron compensadas por un incremento del precio del 9,25%, debido a la consabida regla de la oferta y la demanda: a menos fruta, más cara.

Pep Mayans, gerente de Agroeivissa, eleva la plaga de palomas torcaces a la categoría de «problemón». Con la calculadora en la mano, no le falta razón: si la cosecha de melocotones de 2018 fue de 30 toneladas, la de 2019 se quedó en sólo 10 toneladas, un 66,6% inferior. Esas 20 toneladas de menos no se perdieron por una ciclogénesis explosiva ni por la sequía: se las zamparon esas glotonas y oportunistas aves, afirma Mayans.

«No sabemos qué hacer con ellas», asegura. «En primavera, el melocotonero saca los brote nuevos y florece. Pero la torcaz -prosigue- se lo traga todo: el brote, que es tierno, las flores y, si quedan algunas de estas, la fruta incipiente. Dejan ciegos los árboles». Hacen lo mismo con los almendros. Se ven obligados incluso a «tapar» algunas plantaciones tempranas para evitar que las arrasen: al no disponer de grano, «arrancan hasta las matas de los melones».

¿Soluciones? «No son fáciles. Es un problema generalizado que afecta a muchos tipos de cultivos, como la uva. Las medidas no son fáciles de aplicar. Puedes, como está haciendo el Consell, mandar a alguien a dar escopetazos, pero la bandada de torcaces se va a otro sitio. Disparan en Sant Carles, pero enseguida se desplazan a Sant Antoni», asegura Mayans.

Vuelve la 'Tuta'. En el año 2009, la plaga de Tuta absoluta convirtió en puré el 40% de la cosecha de tomate. Hubo agricultores que barajaron dejar de cultivarlo. La utilización desde 2010 del Nesidiocoris tenuis,una chinche depredadora de la tuta, la mantuvo a raya, con unas pérdidas de sólo el 4%... hasta 2019. «Durante la campaña de verano, desde mayo, nos ha dado mucha caña. Ha repuntado. Se ha desmadrado», exclama el gerente de Agroeivissa. Empezó en un par de invernaderos. Se atacó con un nuevo tratamiento, pero «tenía fecha de caducidad». Salvaron la primera cosecha de invernadero, pero llegó un momento en que no pudieron frenarla y volvió a expandirse. Las plantaciones colindantes con los invernaderos quedaron devastadas. La producción cayó un 10%, pero su precio (la oferta y la demanda, ya se sabe) subió un 10,5%. Lo comido por lo servido.

El misterioso caso de las sandías menguantes. Lo de los melocotones y lo de los tomates tiene una explicación científica, pero lo de las sandías no, de momento. La producción bajó el pasado año «de manera generalizada en toda la isla e incluso en Mallorca y en la Península», informa Mayans. «Ha sido una campaña muy rara en la que la producción ha caído un 10% con las mismas plantas de 2018. Y no sabemos por qué», comenta. Al principio pensaban que se debía al semillero, luego a un injerto de púa... Pero donde no se aplicaron esas variables tenían el mismo problema, de manera que fueron descartadas. Y encima, las torcaces se cebaron en la producción veraniega.