Cáritas Diocesana de Ibiza cuenta este año con 43 personas inscritas para su tradicional cena de Nochebuena. Va ser la primera ocasión en que esta cita queda a cargo de Esmeralda García, una joven monitora del centro de día de la entidad. (Mira aquí todas las fotos)

«En febrero empecé a hacer prácticas en Cáritas y ya me quedé trabajando con ellos», recuerda. Se le nota especialmente ilusionada y explica que ha estado toda la mañana decorando el comedor de Cáritas y poniendo las mesas con voluntarios y algunos de los usuarios. «Pensaba que, por ser Navidad, iban a estar algo más tristes, pero estaban muy animados y hemos estado bailando mientras lo preparábamos todo».

Pasan pocos minutos de las seis de la tarde cuando García y los cuatro voluntarios que colaboradores ya tienen todo preparado para empezar la cena y el guardia de seguridad abre las puertas del comedor social, en la calle Carles III de Vila. Los primeros en entrar son un grupo de una docena de usuarios, ya que el centro estará abierto hasta las ocho y media para que los interesados puedan venir y participar de la velada en compañía o bien, si lo prefieren, llevarse el menú. Nada más cruzar la puerta, se encuentran cuatro sombreros colgados de la pared con los lemas 'bienvenido', 'amor', 'respeto' y paz' inscritos en sus copas.

Sin hogar

«Viene gente sin hogar, otros que tienen trabajo pero no les da para pagar un alquiler y duermen en coches, caravanas o en la calle». «Es un perfil muy variado», explica la monitora de Cáritas. El menú que les han preparado para Nochebuena consiste en sopa de verduras con picatostes y pescado con espárragos, además de bizcocho, turrón, polvorones y otros dulces que han traído los propios voluntarios.

Uno de los que ahora no cuenta con una casa para cobijarse es Szabin, un húngaro de 47 años que, desde hace cuatro y medio, es usuario de los servicios de Cáritas. Cuenta en inglés que vino como turista a Ibiza, dormía en la playa y le robaron el pasaporte.

«Tuve una novia y vivía con ella, pero se fue y sigo aquí». «Voy haciendo trabajos sin contrato, de unos días o un par de semanas y me pagan en mano», añade. Va durmiendo en la playa si hace buen tiempo o en algún cobertizo que pueda encontrar.

Algunos de los usuarios se animan a pegarse un pequeño baile antes de sentarse a la mesa. Esmeralda se encarga de amenizar la bienvenida seleccionando música del ordenador. Pone 'Volare' de Gipsy Kings y suenan unas cuantas palmas para acompañar la rumba. Una de las más animadas es una mujer mallorquina que prefiere no dar su nombre.

Nueva vida

«Llegué a Ibiza hace dos meses para dar un cambio radical, porque me hicieron mucho daño y necesitaba irme de Mallorca». Resalta que se siente muy agradecida a los servicios de Cáritas porque le han permitido trabajar con la entidad y la han acogido «para iniciar una nueva vida».

Entre el equipo de voluntarios repite por quinto año consecutivo Daniela, una organizadora de eventos italiana que siente a Cáritas como su «segunda familia». «Año tras año, siento la necesidad de hacer algo bueno y ayudar a las personas que lo necesitan, porque es mi manera de devolver a la isla lo que me ha dado», destaca.

En cambio, va a ser la primera Nochebuena para Kim, una inglesa que organiza la fiesta benéfica Cosmic Pineapple en el Pike's. «Hace doces años que paso los veranos en Ibiza, aunque los últimos tres ya me quedé a vivir aquí, pero es la primera vez que paso la Navidad», explica Kim. «Como conocía a Daniela y a Cáritas, porque una recaudación de Cosmic Pineapple fue para ellos, me animé a colaborar en esta Nochebuena».

Llar Eivissa

En el Parque de la Paz se encuentra la otra cena solidaria de Navidad, la que organiza el Consell en la Llar Eivissa. «Esperamos unas 75 personas que vienen remitidas por Cruz Roja, Cáritas y los servicios sociales de los diferentes ayuntamientos», detalla el director de la Llar Eivissa, Alberto Villar.

En este centro, el menú, elaborado por el centro de inserción laboral de la Asociación Pitiusa de Familiares de Personas con Enfermedad Mental (Apfem), consistirá en brazo de patata y espinacas relleno de salmón, osobuco de verdura y, de postre, tiramisú de turrón y chocolate.

La presidenta de la Llar Eivissa, Carmen Tur, se encuentra colaborando en la cena junto a otros miembros de su directiva y voluntarios de la Cruz Roja y la ONG Nunca Solos. En una mesa se sienta a cenar Juan Antonio Escandell, conocido popularmente como Morales, un ibicenco de 61 años que otras nochebuenas también ayudaba a poner las mesas. «Ahora no tengo fuerzas, he estado tres meses ingresado por neumonía y menos mal que los médicos, a los que estoy muy agradecido, me salvaron la vida y ahora puedo estar aquí», explica. «No tengo familia y valoro mucho todos los gestos que se hacen para la gente marginada», destaca Escandell. «Pero se tiene que hacer mucho más aún, porque nos merecemos más cariño los que no tenemos a nadie», reclama.