La conselleria balear de Medio Ambiente no puede aumentar el suministro de agua desalada en Sant Josep en los meses de verano si previamente no se construyen o amplían los depósitos municipales para almacenar el caudal que producen las tres plantas de la isla.

La directora general de Recursos Hídricos, Joana Maria Garau, asegura que, en la reunión informal que mantuvo hace dos semanas con el alcalde de Sant Josep, Josep Marí Ribas, ya le comunicó que «ahora no hay una disponibilidad inmediata» para ofrecer más agua desalada a este municipio. «En verano, algunos días nos cuesta mucho llegar [a cubrir la demanda] con agua desalada. Las desaladoras funcionan al máximo de su producción y no basta», explica Garau.

El alcalde reconoció la semana pasada que Sant Josep tiene «un problema» de falta de caudal de agua desalada suficiente para atender la creciente demanda en el municipio. Marí Ribas se refirió al hecho de que «muchísima gente» que anteriormente se abastecía con pozos, cisternas o redes privadas, ahora, desde que el agua desalada llega a todo el municipio, piden conectarse a la red pública.

Y resaltó que la ley de bases de régimen local obliga al ayuntamiento a cubrir la demanda de agua de cualquier residente en suelo urbano. «Esta cuestión me causa muchísima preocupación», admitió el alcalde, al tiempo que indicó que, en todo caso, de momento se está «trampeando» y «sirviendo agua a todo el mundo».

Pérdidas en las redes de agua

Garau insiste en que «parte del problema» de la falta de agua radica en «las pérdidas de las redes municipales y la falta de capacidad de almacenamiento». «Se podría producir agua desalada durante más horas, si los municipios tuvieran depósitos para almacenarla», explica.

Precisamente, la directora general de Recursos Hídricos destaca la necesidad de que la población se abastezca en invierno con agua desalada para que los acuíferos se recarguen, al objeto de que se pueda echar mano de ellos en las puntas de verano. Recuerda que las tres desaladoras de la isla sólo funcionan a pleno rendimiento durante los meses de verano y durante unas horas determinadas. Es decir, si hubiera depósitos en los que almacenar el agua, insiste, las plantas podrían producir agua desalada durante la noche.

Los convenios suscritos con los ayuntamientos para la venta de agua desalada contemplan la máxima demanda prevista por los consistorios durante la temporada turística y cuando se supera esta cifra, el precio sube. Con ello, la empresa pública Abaqua (Agencia Balear del Agua) trata de «minimizar el riesgo de que no haya agua para todos». «No se puede dar más de lo que se ofrece ahora en verano, salvo algún día y de forma puntual. Pero el margen es muy pequeño», resalta.

La desaladora de Santa Eulària podría ampliarse con una línea más, de 5.000 metros cúbicos al día, pero de momento no entra en los planes de la conselleria balear de Medio Ambiente. Tampoco se prevé aumentar la capacidad de producción de las plantas de Vila y Sant Antoni. «Cuando empezamos la legislatura anterior, nos hallamos con cuatro desaladoras en Balears [entre ellas la de Santa Eulària] que no habían entrado en funcionamiento. Hay que optimizar el dinero público invertido y el uso de este recurso», indica Garau.

Insiste en que «hay margen» para disponer de más agua si se reducen las pérdidas de las redes municipales (la de Sant Josep en 2018 alcanzaba el 40,3%) y los ayuntamientos construyen depósitos para aumentar la capacidad de almacenamiento. «Falta hacer este trabajo. Los ayuntamientos lo saben. Lo hemos hablado y todos son conscientes de ello. Hay que ir en esta línea, la de optimizar la inversión que ya se ha hecho», dice.