La empresa que gestiona los negocios y los servicios de las playas del Parque Natural de ses Salines, Ibifor, advierte de que los puestos ilegales de mojitos se han disparado y sus responsables están arrojando las botellas y los residuos que generan dentro del sistema dunar protegido. El apoderado de esta empresa, Joan Cardona, valora los dispositivos de control contra la venta ambulante que están llevando a cabo periódicamente el Ayuntamiento de Sant Josep y la Guardia Civil, pero lamenta que, dada la dimensión desbordante que ha adquirido este mercado negro, «solo se puede solucionar con una presencia policial permanente en la playa». (Ver galería de imágenes)

«Los controles rutinarios se notan cuando se montan, pero el problema es que sólo pillan a unos pocos y les requisan lo que lleven, pero casi todo el material lo tienen escondido en los zulos de las dunas». Así, Cardona explica que, al detectar la presencia de la policía, los ambulantes «aprovechan que tienen toda la zona boscosa para guardar sus cosas y desaparecer sin que les puedan pillar, pero, cuando acaba el control, la playa se vuelve a llenar con centenares de vendedores», critica.

Mojitos

Mojitos

Lejos de vislumbrar una solución al problema, Cardona constata que la playa sigue completamente copada por el vaivén de vendedores de productos textiles, complementos, frutas, bocadillos o empanadas. Además, advierte de que «cada tarde se llena de gente preparando y ofreciendo mojitos sin parar y este verano más que nunca».

Al mediodía de ayer se podía constatar cómo numerosos vendedores ofrecían ropa y alimentos de manera constante a los bañistas de la playa con total impunidad. De hecho, en los últimos veranos Ibifor viene denunciando que son muchos los turistas que se quejan por el agobio que les supone que les interrumpan cada pocos minutos.

Dunas perforadas

Dunas perforadas

Además de las molestias que supone el trasiego ininterrumpido de personas interrumpiendo la tranquilidad de los bañistas para intentar venderles sus productos, Cardona denuncia que el sistema dunar de ses Salines se está viendo gravemente afectado por esta actividad irregular.

«Cada día estamos retirando un montón de botellas y de vasos de plástico que arrojan junto al cordón de protección de las dunas». «No tienen ningún reparo en tirarlo todo por allí», denuncia el apoderado de Ibifor.

De igual manera, el sistema dunar y toda la vegetación que allí crece siguen usándose este verano «para perforar los zulos donde almacenan el material», subraya Cardona. «Allí es donde lo tienen todo, porque, al final, lo que se requisa es muy poco».