La amenaza del hormigón planea sobre Cala Pada, uno de los enclaves costeros de Santa Eulària que, pese a haber experimentado un cierto desarrollo urbanístico, mantiene gran parte de su litoral en estado virgen. Por un lado, la iniciativa del Ayuntamiento de Santa Eulària de promover una reordenación de esta cala ha puesto en alerta a los vecinos, que temen que se trate de una maniobra para seguir construyendo en Cala Pada y s'Argamassa. Y, por otra, el Consistorio ha perdido un recurso judicial ante el Tribunal Supremo que deja las puertas abiertas a urbanizar el bosque costero que hay en el extremo Este de la playa.

En este último caso, el equipo de gobierno actual desclasificó el pinar como suelo urbano y lo convirtió en suelo rústico en su actual planeamiento, de 2009. Sin embargo, la propiedad, una empresa turística e inmobiliaria, recurrió judicialmente y consiguió que se le reconociera el carácter urbano del terreno. El Ayuntamiento acató la sentencia, pero declaró el lugar como urbano con la categoría de zona verde, de modo que no se podía edificar. La propiedad volvió a recurrir ante el Supremo, que ha obligado a que se le reconozca la misma edificabilidad que hay en los alrededores.

El concejal de Urbanismo, Mariano Juan, informó además de que la propiedad ha pedido ya la ejecución de sentencia, es decir, la materialización de sus derechos edificatorios. «Seguimos negociando con los propietarios para tratar de reducir el impacto», afirmó. De momento, la Corporación ha situado las futuras edificaciones «en la parte trasera del bosque», pero así y todo el edil señaló que le «dolería mucho» que se terminen llevando a cabo estos crecimientos.

En cuanto a la reordenación que promueve el Ayuntamiento para el sector de Cala Pada y s'Argamassa, y que ha merecido ya las quejas de grupos vecinales, Mariano Juan señaló que los trámites actuales consisten «únicamente en un avance de participación ciudadana», previo a la modificación de planeamiento necesaria para aprobar esta reordenación. «Se hace para saber qué opina la gente».

En todo caso, aseguró que la filosofía que inspira esta iniciativa es la de «reducir en una tercera parte la edificabilidad actualmente permitida», que viene a ser el doble de lo actualmente construido. «Se pueden levantar unas 60 edificaciones más, el doble de lo que hay ahora, y queremos reducir esa edificabilidad», añadió.

El concejal consideró que «quizás muchos vecinos piensan que un solar que ahora no tiene edificaciones encima es porque no es edificable, y no es así: se puede edificar». En todo caso, «lo que se pueda hacer o no dependerá del proceso de participación ciudadana», señaló. Y puso como ejemplo la reordenación de Cala Llenya, «donde al final se recortó mucho lo que preveía hacer el Ayuntamiento».

Protestas vecinales

Protestas vecinales

La comunidad de propietarios de s'Argamassa ha presentado ya un escrito ante el Consistorio en el que se oponen al aumento de la población turística en este sector, dados los problemas de saturación que ya sufre la carretera, y la falta de infraestructuras suficientes. También denuncian que la propuesta municipal prevé «reclasificar el suelo de residencial unifamiliar a turístico». «Este cambio de calificación del suelo hace perder los derechos que los actuales propietarios tienen para disponer de una zona desarrollada con suficientes servicios de salud y educativos, zonas verdes y acceso razonable al núcleo de Santa Eulària», señala el escrito.

Los vecinos añaden que «los solares que quedan por desarrollar en la zona de s'Argamassa que en las Normas Subsidiarias están clasificados como residenciales, con parcela mínima de 1.000 metros cuadrados y edificabilidad del 0,5%, al pasar masivamente a uso turístico, concentrarán una mayor edificabilidad al pasar a ser moneda de cambio de otras cesiones al Ayuntamiento».

El concejal Mariano Juan aseguró que estas zonas «han tenido siempre y tienen uso residencial-turístico y turístico», lo que propicia muchas segundas residencias. «Mucha gente ha ido a vivir allí», añadió.