Paul Gardner, de 24 años, falleció el pasado mes de agosto en Ibiza al saltar desde unas rocas al mar en Cala Gració (Sant Antoni). A pesar de que el Área de Salud de Ibiza y Formentera aseguró en ese momento de que su fallecimiento había sido una consecuencia de un golpe en la cabeza, su familia ha informado de que la muerte se produjo al desmayarse en el agua tras tragar agua.

Los padres de Paul han explicado al diario Chronicle que su hijo fue sacado del mar en estado inconsciente por los amigos con los que se encontraba pero ninguno de ellos, salvo la víctima, sabía realizar una RCP (reanimación cardiopulmonar) ni había en la zona un desfibrilador, algo que, según el padrastro, quizás podría haberle salvado la vida.

Tras la muerte del joven, sus amigos comenzaron a recolectar dinero para su familia y ahora ésta ha decidio utilizarlo para comprar y donar cinco desfibriladores en el condado en el que viven, North Tyneside, en Reino Unido.

La familia de Paul, además, ha iniciado una campaña para que el mayor número de personas sepan realizar una RCP, ya que con esta sencilla técnica se puede salvar una vida.

Además, poco después de la muerte del británico su familia publicó un vídeo de él pocos minutos antes de realizar ese fatídico salto para concienciar de los peligros que puede conlevar esta práctica.

En ese momento, el padrastro, Billy Ions, explicaba al Daily Mail que Paul murió al nadar hacia la orilla después de saltar. Ha asegurado que en ese trayecto tragó mucha agua y entonces empezó a vomitar y se le obstruyeron las vías respiratorias. "Estaba inconsciente cuando lo sacaron del agua. Fue un trágico accidente que sucedió porque había mala mar". Ha añadido que "eran 10 jóvenes y todos saltaron, el problema era que para volver a la costa había que nadar unos 100 metros", y ese fue el trayecto fatídico para Paul Gardner.