Los días de temporal reúnen más posibilidades de observarlo porque se acerca más a tierra. No se sabe por qué, aunque podría conducirlo a la costa el seguimiento de los flujos de peces moviéndose con las corrientes. A lo lejos, puedes ver una figura blanca, un ave grande que planea en el viento y que quizás confundas con una gaviota. Hasta que, de pronto, y desde una altura considerable, se lanza hacia el agua a gran velocidad. Recoge sus alas para ejercer menos resistencia y cae en picado. Se estrella en el mar como un proyectil blanco.

Las gaviotas no pescan así. No se zambullen así. Cuando el proyectil emerge y alza el vuelo ya no dejas de seguirlo con la vista y, si se acerca un poco, puedes observar su inconfundible fisonomía y su porte, su pico gris azulado perfilado de negro, sus afiladas alas de puntas negras e incluso sus ojos, rodeados también de negro y con un característico halo azul (los párpados protectores), y la mancha suavemente amarilla que los ejemplares adultos muestran sobre la cabeza. No es una gaviota; es un alcatraz, una rareza, un visitante del norte.

Invernante escaso

«Está considerado un invernante escaso en todas las islas», explica Manolo Súarez, coordinador de ornitología del Grup d'Ornitologia Balear (GOB), que añade que, sin embargo, «puede verse todos los inviernos». Este año, al menos en las Pitiüses se han visto alcatraces en la costa de Pou des Lleó (donde ha sido fotografiado el ejemplar que acompaña al reportaje), en s'Espartar y en es Freus. «Los primeros ejemplares suelen verse en el mes de octubre y hasta finales de abril, aunque depende del año», comenta Suárez, quien también destaca la espectacularidad de sus zambullidas y asegura que «con un poco de paciencia», a pesar de que la especie no inverna en gran número en las islas, «siempre se puede ver algún ejemplar volando, normalmente a cierta distancia, y si lo vas siguiendo seguramente verás alguno de sus picados para pescar».

Es un ave pelágica, a la que le gusta el mar abierto, y que prácticamente sólo acude a tierra firme para anidar, así que, como no cría en las islas mediterráneas, es difícil verla cerca de la orilla. Además, si resulta un eficiente proyectil pescando en el agua, posándose en terreno firme es más bien como un piloto de pruebas primerizo intentando aterrizar en un portaviones un día de viento.

Su nombre, en la mayoría de las zonas de habla catalana, es mascarell, aunque en Mallorca es conocido como soteler y en Eivissa aún se conserva el nombre tradicional de boix; en Formentera también se usan las palabras soteler y boix para referirse a esta ave del norte que sólo visita las islas en su migración invernal desde lugares como las islas de Escocia, Irlanda, Islandia y Noruega. Su nombre en castellano es alcatraz común (o alcatraz atlántico) y en su nomenclatura binominal la denominación es Morus bassanus. En su manera de andar ladeada, inclinándose hacia los lados (como otras aves marinas de patas palmeadas), podría estar el origen de su nombre común en castellano; alcatraz parece proceder del árabe hispánico qatrás, que alude a una persona con andares chulescos.

Nombres populares

En realidad, son muchos los nombres populares con los que se denomina a esta gran ave marina, una variedad que no resulta extraña ni con animales ni con plantas. Además de los ya citados, puede resaltarse el uso de un nombre que hace referencia a su comportamiento, que es cabussoner y que es empleado en es Cap de Barbaria, según se recoge en el 'Atlas ornitonímic de les Illes Balears', de Cosme Aguiló y Antoni Mestre, que intenta poner un poco de orden en la gran cantidad de nombres populares del que disponen las aves en las islas. En este trabajo también puede leerse que «el arabismo catràs/alcatràs tiene fuerza en el sur de Eivissa y en Formentera» y que al norte de las Pitiüses « boix tiene una fuerte presencia pero no sabemos el motivo de esta designación».

Asimismo, se hace referencia en el libro a otro nombre usado en las islas para referirse a la especie Morus bassanus al que hasta ahora no se ha hecho referencia y que es fruto de una confusión. Quienes denominan a esta ave suliforme (en el mismo orden que los cormoranes) con los apelativos càgano y cagalo deben saber que son nombres en su inicio atribuidos a aves del género Stercorarius (los págalos, emparentados con las gaviotas) y que la denominación ha pasado a los alcatraces por haberse confundido las especies en la lejanía.

Con todos estos nombres se hace evidente que, aunque se trata de un ave no muy común y que sólo algunos ejemplares eligen las costas pitiusas y de Balears como destino de invernada o zona de paso en su migración, su presencia no es extraordinaria. De hecho, y respecto al nombre de boix (niño en ibicenco) que recibe en algunas zonas de Eivissa, resulta obligado relacionarlo con la cala de arenas más oscuras de la isla; parece ser que el nombre de Cala Boix podría hacer referencia al avistamiento de alcatraces frente a la playa durante los meses de invierno. En este sentido, hay que recordar que en el 'Atlas ornitonímic de les Illes Balears' se indica que es precisamente en el norte donde con más frecuencia se refieren al alcatraz como boix.