La construcción ha vuelto a coger las riendas de la economía ibicenca durante el invierno, tal como sucedía antes de que estallara la crisis. Como durante el boom del ladrillo, ya es habitual ver cómo decenas de trabajadores son recogidos por furgonetas en las principales arterias y rotondas de Ibiza o Sant Antoni para trasladarlos a las obras que se desarrollan en toda la isla, sobre todo de reformas de alojamientos hoteleros. Y ese movimiento laboral ha quedado plasmado en los últimos datos laborales, estadísticas de la Seguridad Social en las que llama la atención el incremento de casi el 5% de los empleos en ese sector.

El buen momento que atraviesa el ladrillo se refleja en el número de empresas que operan en ese sector y que, además, cuentan en su plantilla con trabajadores del régimen general. En enero de 2019 había 1.006 de alta, cifra que supera el récord previo del primer trimestre del año 2008, cuando se llegó a las 997, según los datos publicados esta semana por el Instituto Balear de Estadística (Ibestat). La mitad (510) construían o reformaban edificios, y 476 realizaban actividades especializadas.

Enero acabó, en ese sentido, con 8.443 afiliados a la Seguridad Social en la construcción de Ibiza, muy cerca ya de alcanzar los casi 9.000 que había en el primer trimestre del año 2008 o los 8.800 del 2007. La mayoría (4.381) se dedica a las obras en edificios, un 4,8% más que hace un año. Es el mejor dato de la última década. Hay el mismo número (173) de personas empleadas en trabajos de ingeniería civil, pero han aumentado un 5,1% las que realizan actividades de construcción especializada (3.889 en total).

El peso que está adquiriendo el ladrillo también queda patente en las contrataciones. El 37,4% de los contratos de enero, casi cuatro de cada 10, estaban relacionados con este sector: 1.798 de los 4.807 registrados. Lo curioso es que la inmensa mayoría, nada menos que el 94,8%, fueron temporales, por sólo un 5,2% indefinidos. Esa alta temporalidad no se da ni en el comercio (el 71,4% de los 434 contratos rubricados) ni en la hostelería pitiusa (77,4% del total de 1.256 nuevos empleos).

La construcción ha tenido un repunte del número de desempleados: había 790 en esa situación en enero, un 9,2% más que en 2018, posiblemente a causa de que, ante su pujanza, se está produciendo un trasvase de trabajadores de la hostelería (que redujo un 5% sus parados) hacia ese sector. Justo lo contrario sucedió cuando comenzó la crisis económica en otoño de 2008.

Comercio, a la baja

La mayoría, 441 (un 9,7% más en términos interanuales), se dedican a la construcción de edificios, 11 a ingeniería civil (ocho menos que hace un año) y 338 (un 11,2% más) a la construcción especializada.

Siguen desapareciendo pequeños comercios, la mayor parte en Vila: en enero había 730 abiertos en la isla, 35 menos que hace un año. Hay que remontarse a 2001 para encontrar menos tiendas (697).

Pero esa destrucción de empresas no se refleja en el paro, pues las grandes superficies absorben cada vez más mano de obra: en enero había 4.637 afiliados al pequeño comercio, algo más (17 más) que en 2018. Y,además, los desempleados de ese sector se redujeron a 780, que suponen 54 menos que un año antes.