La última encuesta de movimientos turísticos en fronteras (Frontur) constata la percepción, tanto de los comerciantes como de los hoteleros pitiusos, de que julio fue un mes más flojo de lo habitual: el número de turistas descendió un 5,13% en relación al mismo periodo del año pasado, cuando se contabilizaron 32.000 más. Incluso los 594.525 visitantes que pasaron por Eivissa y Formentera en julio no llegan a los 597.093 registrados hace dos años, en 2016.

En lo que va de año, las Pitiusas ya han recibido 1.800.142 viajeros, aproximadamente los mismos (sólo un 0,12% más, unos 2.000 turistas más) que en los siete primeros meses de 2017. Si los datos de agosto confirman un nuevo descenso (que es lo más probable), se produciría, por primera vez desde la crisis económica, una caída en pleno estío. Hay que tener en cuenta que venimos de temporadas en las que, ya en julio, había aumentado el flujo de visitantes un 8%, como en el caso de 2017, o incluso un 12,6%, como sucedió en 2016.

Las bajadas más acentuadas se han producido en los dos principales mercados emisores del archipiélago pitiuso. Así, el turismo británico, el principal, cayó en julio un 10,6%. Vinieron de ese país 157.074 personas, una cantidad por debajo incluso de las llegadas en 2016. También desciende, en este caso un 5,1%, el número de turistas del Reino Unido que eligieron Eivissa y Formentera como destino entre enero y julio: han sido 447.020 hasta ahora, 24.000 menos que hace un año y sólo 3.000 más que en 2016.

El otro gran mercado pitiuso, el español, sigue la misma tónica que el británico: en julio vinieron 106.329 españoles, un 7,2% menos que hace un año, que son incluso menos que los aterrizados en 2016 (112.873). Es otra mala señal, un indicativo de que se vive un punto de inflexión crucial en el sector como consecuencia, por una parte, de la resurrección de destinos como Grecia, Turquía y Egipto. En el acumulado del año, eso sí, se resiste: pasaron por estas islas 399.279 españoles, sólo un 0,35% menos que en 2017.

Alemania también estuvo de capa caída, aunque esa circunstancia se repite desde hace años: en julio hubo 45.932 alemanes en las Pitiusas, un 7,1% menos que en 2017, cuando ya se redujeron un 11,6% en relación a 2016. Ni la presencia ibicenca en la feria turística de Berlín es capaz de frenar la lenta pero inexorable sangría de ese ansiado mercado emisor, uno de los que más gastan: en el acumulado del año han llegado un 3% menos, un 16% menos que en 2016.

Mejoran, no obstante, las visitas de italianos (vinieron en julio 96.960, un 6,5% más), franceses (5,5% más, con un total de 31.108 turistas) y belgas y holandeses (60.000, un 2,4% más, aunque muy por debajo de la cifra de 2016, cuando llegaron a los 72.385).

En los siete primeros meses del año, el turismo italiano (236.765) ha mejorado un 3,7%; el francés (96.059), un 23,3%, y el procedente de Bélgica y Holanda (220.632), un 9,36%.

Ante estos datos, el director insular de Turismo, Vicent Torres, 'Benet', quiso ver el vaso medio lleno. Eludió centrarse en la caída de julio y subrayó que, en el cómputo anual, de momento hay estabilidad, ese imperceptible 0,12% de crecimiento. Torres considera ese dato positivo porque es, a su juicio, fruto de la desestacionalización que persigue el Consell, de manera que los extremos de la temporada crezcan mientras las puntas de julio y agosto menguan.

No obstante, considera que, posiblemente, haya llegado el momento de reflexionar sobre la importante recuperación que están experimentando los competidores mediterráneos de Eivissa, donde los precios están por los suelos, a veces fruto de la brutal devaluación de sus monedas o de las ayudas estatales.