Recuperar el espíritu con el que nació hace 91 años. Ésta es la meta con la que la sociedad recreativa cultural Ebusus reabrió sus puertas el 28 de junio en su sede, situada en el paseo de Vara de Rey de Vila, ahora reformada y totalmente modernizada gracias a los trabajos que se han prolongado durante más de seis meses y que han cambiado totalmente su aspecto.

El presidente de la junta directiva del club, Iván Torres, resalta que si algo ha aportado Ebusus a la sociedad de Ibiza en todos sus años de historia ha sido su «punto de vista cultural» y subraya que su objetivo es intentar «recuperarlo». «Y si podemos añadir alguna cosa más, estupendo», afirma y muestra el amplio programa de actividades culturales que tienen previstas tanto en el próximo año y medio como aún en mente.

Exposiciones, conferencias, fiestas, cenas benéficas, clubes de lectura, de filosofía, de mus, de ajedrez y de otros juegos de mesa, recitales de poesía, veladas musicales o «cenas concierto» con el «precioso piano de cola» que han comprado como protagonista, actividades infantiles? «Queremos ver de qué manera incorporar actos culturales interesantes tanto para los socios como para la población [en general]», indica. Y es que Torres cree que «cuanta más cultura mejor» y el deseo de la nueva junta directiva es aportar «su granito de arena» en este ámbito.

El pasado de Ebusus

Ebusus se fundó como «sociedad cultural y artística» el 7 de enero de 1927 de la mano del entonces director del instituto de enseñanza secundaria, Manuel Sorà Bonet, el pintor Josep Tarrés Palau, el fotógrafo y joyero Domingo Viñets Deordal, el farmacéutico y político César Puget Riquer, el profesor Manuel Pineda Puget, el librero Josep Ramon Ferrer, el librero y hotelero Manuel Verdera Ferrer, Josep Ferrer Sala, Manuel Escandell Ferrer y Ángel Prats Tur, según recoge la Enciclopèdia d´Eivissa i Formentera.

En aquel momento tenía su sede en los bajos del número 5 del paseo de Vara de Rey y allí permaneció hasta que el 11 de octubre de 1947 se trasladó al número 20 del mismo paseo, donde se encuentra desde entonces.

Desde su origen, cuenta la Enciclopèdia d´Eivissa i Formentera, Ebusus fue «centro aglutinador de la burguesía ibicenca y lugar de encuentro de los intelectuales del momento». Tradicionalmente se caracterizó «por su contribución en el lucimiento de las fiestas locales más señaladas, la organización periódica de exposiciones, conferencias de temas diversos, teatro, conciertos y bailes populares», siendo los años cuarenta y cincuenta, «en contraste con la grave situación que sufría la mayor parte de la población española a causa de la postguerra», los de crecimiento y máxima actividad de la asociación, con la incorporación continúa de nuevos socios y teniendo una presencia «imprescindible» en la vida social y cultural de la isla, destaca la Enciclopèdia.

En el seno de Ebusus - que hasta 1954 no admitió a mujeres como socias y cuyo local estaba destinado a que sus integrantes pudieran pasar en él «sus mejores momentos de ocio», tal y como señala la sociedad recreativa cultural en un comunicado- apareció la revista mensual Ibiza, que publicó 29 números entre 1944 y 1950, y el Grup Escènic Ebusus, en 1958, cuyas obras eran siempre benéficas y se representaban en el Teatro Pereyra.

Las exposiciones siempre tuvieron un papel relevante y así se crearon los ´Salones de Arte´, que nacieron como una muestra de pintura de artistas ibicencos en la programación de las fiestas patronales de agosto y que, a partir de su quinta convocatoria, en el año 1943, pasó a llamarse de ese modo. Asimismo, a partir de 1944 el espacio contó con la presencia de la Escola d´Arts i Oficis en su sede, con una exhibición anual de las obras de sus mejores alumnos.

«Aquí se hicieron charlas interesantísimas y vinieron pintores muy interesantes también», rememora Torres sobre el pasado de la sociedad. «Ebusus se convirtió en la entidad cultural más importante de Ibiza. Se creó un grupo escénico, se colaboró con el arte universitario para alentar a jóvenes promesas, surgió el festival de la canción catalana, había recitales de poesía», destaca el presidente de la junta directiva, quien se refiere también a la biblioteca con la que contaban y los clubes de lectura que se organizaban, y subraya su labor de formación y de fomento de la lectura. «Y se adquirían los diarios y revistas de actualidad», apostilla.

Reforma para el futuro

«Queremos intentar, de algún modo, que Ebusus recupere esto. Simplemente había que fijarse en qué fue Ebusus en los inicios e intentar recuperar aquello», afirma Torres, quien reconoce que aunque la imagen de la sociedad puede estar ligada a «gente mayor», desean que los socios jóvenes tengan ganas de participar e implicarse. «La gente mayor seguirá estando porque son los socios. Pero sí que tenemos ganas de que los que eran jóvenes y antes no venían porque tenían esa misma sensación [en relación a que Ebusus era un club de personas de más edad], de algún modo con esta nueva reforma y todo lo que queremos hacer quieran venir, implicarse, participar en las cosas, de la agenda cultural que queremos preparar», comenta.

Y es que la reforma -que se inició a mediados de diciembre y que según Torres estaba previsto que se prolongara durante tres meses pero «se ha alargado el doble»- ha transformado por completo el espacio. «Hemos tratado de incorporarlo todo para que sea un espacio más diáfano. Aunque tiene algunas separaciones, incluso unas puertas correderas por si en algún momento se necesita cerrar [una parte]. Ahora está al 100% abierto», explica.

Así, mirando desde la fachada, la sede de Ebusus se divide en dos partes. A la izquierda se encuentra el restaurante que gestiona Cala Bassa Beach Club -que ganó el concurso convocado por la anterior junta para ofrecer servicio a los socios y que, como parte del pago del alquiler, ha sufragado los trabajos de la remodelación, diseñada por el estudio ibicenco Mixis Arquitectos, dirigido por David Calvo y Luis Quesada- y que estará abierto al público. «Ofrecen un restaurante de comida ibicenca, de producto de kilómetro cero, que desprende esa esencia que el club quiere mantener», comenta Torres, quien apostilla que, además, da servicio a los socios, que tienen reservado un tercio de la terraza y que cuentan con su propio espacio para mesas en la parte derecha del local.

Zona exclusiva para socios

«Y esta parte es exactamente la misma que había antes», señala el presidente de la junta directiva, mostrando el espacio que sigue teniendo la sociedad, que es exclusivo para los socios «como ha sido toda la vida», y que ahora, tal y como destaca, es abierto y diáfano para invitar a los miembros a acceder por todo él.

Zona de restaurante para los socios. Área para jugar a cartas, reunirse y tomar algo. Un espacio de biblioteca con estanterías y sofás. Otra zona de televisión igualmente con sillones. Una barra de bar. Así es el interior de Ebusus, tal y como pudieron ver los socios durante el acto de inauguración que se celebró el jueves y que Torres destacó que era para los miembros, aunque contó también con la presencia de autoridades invitadas.

Junto a esos espacios abiertos se han habilitado también una sala privada para celebrar reuniones, «o por si un día se quiere hacer una comida privada», y una pequeña habitación para administración de la sociedad. «Las instalaciones son completamente nuevas, adecuadas a la normativa, porque el club llevaba muchísimos años sin reformarse y necesitaba una actualización a todos los niveles: eléctrica, de gas, de ventilaciones, de aire acondicionado», detalla.

«Estas reformas tienen el fin de dotar a Ebusus de un aspecto más moderno e innovador, pero manteniendo la historia y la tradición inherente a esta sociedad cultural y artística», destaca la entidad en un comunicado.

Y el objetivo fundamental de todo ello es que «todos los socios, tengan la edad que tengan, puedan disfrutar» de este espacio «en el que volverán a converger diversos tipos de eventos culturales, porque Ebusus está más vivo que nunca», destacó el presidente de la junta en la nota de prensa de reapertura de la sociedad recreativa cultural.

Eso sí, la intención, insiste, es ir más allá y que los actos culturales que se lleven acabo allí no sólo atraigan a miembros de Ebusus, pues su deseo es abrirse «a toda la sociedad» y que ésta pueda participar y disfrutar de las exposiciones de arte o las conferencias que organicen. «Queremos abrir Ebusus a la gente», dice Torres al tiempo que apostilla que eso debe compaginarse con el derecho de los socios a utilizar un espacio que, en defintiva, es suyo.

180 socios y los retos

La sociedad cultural recreativa tiene 180 socios, si bien el presidente de la junta directiva, Iván Torres, dice que son en torno a «250 o 300» las personas que pueden usar las instalaciones y participar de eventos reservados a ellos. «Los estatutos hablan de que los cónyuges de los socios y los hijos menores de 24 años que sean económicamente dependientes también podrán participar, venir y utilizar» el club, afirma.

Actualmente, para formar parte de la sociedad la persona candidata debe ser propuesta y recomendada por dos miembros. Antiguamente, si un socio quería que otra persona lo fuera, se lo proponía a varios socios y, si a éstos les parecía bien, firmaban una carta que presentaban a la junta directiva, que lo estudiaba y debía dar el visto bueno por unanimidad.

Con vistas al futuro y tras la remodelación, Torres cree que será necesario revisar y adaptar los estatutos en relación a la entrada de nuevos socios, entre otras cuestiones, pues «son muy antiguos» y tal vez «haya que adaptarlos a alguna normativa o ley». «Quizás ahora mucha gente tendría ganas de ser socia y tenemos que ver de qué manera podemos gestionarlo, básicamente porque no podemos ser 5.000, pues el local no da para ello», explica.

El presidente de la junta directiva cree que «habrá que poner algún tipo de tope», si bien reconoce que no sabe «ni dónde ni con qué criterio». «Supongo que tendremos que debatirlo en asamblea; los socios son los dueños del lugar y se debe hacer lo que ellos entiendan», agrega.