Asmaa tenía solamente 20 años cuando se marchó de Marruecos para venir a vivir a Ibiza con su marido. Catorce años después recuerda como si fuera ayer cómo fueron sus inicios en la isla: apenas salía de casa porque no conocía a nadie ni tampoco hablaba español. Una amiga le dijo que en Betania, el centro socioeducativo que Cáritas tiene en Cas Serres, podría aprender este idioma. Sin embargo, ella primero comenzó a estudiar catalán y después, castellano. «Es una suerte muy grande contar con Betania. Gracias a ellos puedo hablar las dos lenguas y no tengo que dejar a mis hijos solos porque ellos pueden acompañarme», explica Asmaa quien, pese a su buen nivel, lamenta no tener la oportunidad de hablar más con españoles. «Me gustaría tener un trabajo para practicar más el idioma, pero tendría que ser a media jornada porque con tres hijos no puedo estar todo el día fuera», comenta esta marroquí mientras empuja el carrito de su bebé de camino al acto de entrega de diplomas de Betania, celebrado ayer por la tarde en la residencia Reina Sofía.

Permitir a las mujeres asistir a los cursos con sus bebés e hijos es una manera de favorecer su asistencia. La mayoría de alumnas que acuden a las sesiones matinales de español son de origen marroquí y, como destaca Lorena López, educadora social de Betania, estas clases no solo les ayudan a dominar el idioma, sino también favorecen su integración y les sirve de punto de encuentro. En este centro de Cas Serres pueden relacionarse con otras personas y colaborar en los proyectos de esta ONG de la iglesia. Sin embargo, la coordinadora de Betania, Clara Vicente, destaca que el problema de la vivienda dificulta que todos los que comienzan el curso en octubre puedan finalizarlo. «A mitad de curso muchos deben cambiarse de casa porque les suben el arrendamiento o les echan para alquilar solo para la temporada, por lo que ya no vienen más al centro», critica Vicente.

Además, otra de las principales ventajas de Betania es que aquellas personas en situación irregular en el país pueden asistir a estos cursos y así se les facilita su integración. «Los únicos requisitos que pedimos al alumnado para entregarles el diploma es haber asistido al 80% de las clases y superar los contenidos», señala la coordinadora de este centro socioeducativo de Cáritas.

Dos de los alumnos que están en situación irregular en el país explican que su principal objetivo es aprender castellano para poder conseguir los papeles. «Desde que llegué a Ibiza me han tratado muy bien», comenta este alumno de Betania, que realiza labores de mantenimiento en una casa.

Aunque los cursos de español son los más demandados, los de inglés también despiertan mucho interés entre los asistentes, sobre todo en los de países de América del Sur. Hablar este idioma es para ellos una oportunidad para mejorar su situación laboral y académica. Kelly, de Colombia, vive en Ibiza desde hace un año y cuenta que su integración en la isla fue muy fácil. Lo peor para ella es el transporte público, ya que en invierno hay muy pocas frecuencias de autobuses. Su experiencia le ha servido de ejemplo a su primo, José Daniel Molina, quien dejó Cali hace seis meses para comenzar una nueva etapa en la isla. Su sueño es ser entrenador de fútbol y para alcanzarlo cree que es esencial el dominio de idiomas y por eso decidió apuntarse a inglés en Betania. El mismo curso han realizado de octubre a abril Nelly Escobar, de Paraguay, y Valentin Lozovemu, de Moldavia. Ellos valoran la flexibilidad de los profesores para adaptar las clases a sus horarios. Además, el joven moldavo explica que cuando llegó hace dos años a Betania no hablaba «nada de español» y que aquí aprendió «poco a poco», lo que le ha permitido conseguir un empleo en un hotel.

En el acto en la residencia Reina Sofía, que comenzó a las 18 horas, también se reconoció la labor de los profesores y voluntarios de Betania.