El viento, las cometas y ses Variades son una constante en la vida de Pepín Valdés (profesor de Educación Física), el ´alma mater´ de la iniciativa ´Posa un estel al cel´, que organizan el Ayuntamiento de Sant Antoni y el colegio Guillem de Montgrí. Su pasión por estas máquinas voladoras es casi tan grande como la que tiene por la tierra que le vio nacer, Sant Antoni, un municipio que, asegura, debería cuidar y escuchar más a su comunidad.

´Posa un estel al cel´ llega este año a su vigésimo quinta edición. ¿Cuál cree que es el secreto de su éxito?

Pienso que el éxito reside en que es una propuesta abierta, que gusta tanto a mayores como a pequeños y en que no es competitiva. También atrae el hecho de compartir y el reto de hacer volar una máquina que has hecho con tus propias manos o que has adquirido. El objetivo parece sencillo, pero influyen veinte mil variables.

¿Cómo valora la evolución de esta iniciativa en estos 25 años?

Reconozco que en otra época éramos más lanzados y nos arriesgábamos más. Ha habido muchas ediciones especiales. Recuerdo las conferencias de Juan Miguel Suay, que nos desveló aspectos de las cometas muy interesantes, desde cómo volaban hasta la historia de los diferentes usos que se le han dado a lo largo de la historia. También en este tiempo han participado miembros destacados del club Milotxas de Valencia. Otro año fue muy llamativo el vuelo sincronizado de cometas. Destacar también las exposiciones de Manuel Arnal sobre cometas de juguetes y japonesas. Otra iniciativa importante es el taller de construcción de cometas, que llevamos haciendo desde 2003.

Cómo hacer una cometa

Cómo hacer una cometa

Pepín Valdés explica cómo hacer una cometa

¿Qué le condujo a esta pasión por las cometas?

Muchas razones. Una de ellas, el viento. He nacido en Sant Antoni, a unos 50 metros de donde hacemos el festival, y el viento es siempre algo que hemos tenido presente y que me ha llamado mucho la atención y me ha generado muchas preguntas. Después he conocido a gente y libros que me han introducido en este mundo. Hay una primera lectura, ´Cómo construir 100 cometas´, de David Pelham, que me regalaron en mi 25 cumpleaños, que fue muy significativa para mí.

Si tuviera ahora 15 años, ¿se imagina haciendo volar a una cometa o jugando con el ordenador o el móvil?

No lo sé bien. Lo que me gustaría es tener ilusión por hacer cosas. Yo creo que seguiría volando cometas. Realmente es fascinante porque se están haciendo experimentos maravillosos estudiando cómo obtener energía por encima de la atmósfera elevando unas cometas muy grandes. Estos artilugios no son algo del pasado. Tecnológicamente se están haciendo pruebas con ellas. Y en el aspecto lúdico, hay deportes muy de moda actualmente como el kitesurf, en los que se utilizan cometas. No lo he probado nunca, pero no lo descarto, tiene que ser algo fascinante.

¿Qué le parece la forma de divertirse que tienen los jóvenes de hoy en día?

Cada momento tiene sus atractivos para la juventud. Ahora lo que pasa es que hay muchísimos impulsos externos que les llaman la atención y creo que por eso los adolescentes lo tienen muy difícil. Las máquinas les pueden dejar más enganchados. Los veo abrumados a veces, pero también me sorprende la cantidad de niños y jóvenes que hacen cosas maravillosas y que también se ilusionan y se sorprenden.

¿Qué se puede hacer para motivarles?

Es importante que los acompañemos, que los respetemos como niños y como personas, que los escuchemos y que no los tratemos con ideas preconcebidas. Antes teníamos menos cosas, nos teníamos que aburrir. El aburrirse es algo importante y educativo. Ahora, como tienen tantas cosas, no tiene tiempo para eso. Es importante tener curiosidad.

En su opinión ,¿qué carencias tiene el sector educativo de las Pitiusas?

Somos ricos y vivimos rodeados de dinero y no puedo entender cómo después de tantos años cometemos los mismos errores. Nos han llegado muchos recursos a nivel educativo. Han venido más personas a trabajar pero también la población ha ido aumentando y tenemos muchas carencias. Hay que reducir las ratios de niños por aula. También tenemos muchos problemas con los edificios. Se han hecho escuelas nuevas que están mal hechas. ¿Cómo es posible que una escuela tenga problemas de calefacción y que otra el día que llueve más de la cuenta se nos inunde?

¿Algún otro aspecto en el que incidiría?

Otra cosa que me gustaría es que en las escuelas conociéramos más nuestro entorno porque así lo valoraríamos mucho más. Lo que ocurre es que irte con 25 niños de excursión no es sencillo, si tengo un problema grave con uno de ellos tengo que tener otra persona que venga conmigo. A pesar de todo esto que hay que mejorar, se está trabajando y muy bien. Hay inquietud y esto es importante. Nunca antes había visto tanto movimiento, por ejemplo, en el mundo de las matemáticas o en el de la inclusión.

¿Qué le parece la nueva ley que está en vigor desde hace unas semanas que impediría edificar en ses Variades?

En mi humilde opinión, intentaría llegar a un acuerdo para que ses Variades sea un espacio abierto para el pueblo. Para Sant Antoni sería maravilloso crecer hacia dentro, es decir, para las personas. Aquí hemos cometido muchos errores urbanísticos difícilmente subsanables. Ibiza es limitada, Sant Antoni también lo es y debemos hacer cosas pensando más en la comunidad, no solamente en intereses económicos. Tendríamos que sentarnos personas de distintos ámbitos para reflexionar sobre ses Variades y tomar una decisión al respecto.

¿En qué otros aspectos debería mejorar Sant Antoni?

Deberíamos mejorar como comunidad y exigir que se nos cuide. Un problema brutal que tenemos es la gran avalancha del verano. Ya no decidimos los ciudadanos de San Antonio lo que queremos. Hay mucha gente que viene de fuera, hace su negocio aquí y después se va. Vivimos como en un pueblo urbanización. En Eivissa nos tenemos que hacer preguntas. ¿Podemos crecer tanto? ¿Cómo tenemos que crecer? Si tengo que crecer a costa de una serie de inputs que no me benefician para nada, creo que no merece la pena. Por eso hay que respetar a la gente. A veces nos hacen vivir a un ritmo que no deseamos.

¿Qué le parecen las medidas tomadas por el Ayuntamiento respecto a los horarios de bares y discotecas en el West End?

Es una medida valiente. Este tipo de iniciativa se debería tomar también en el ámbito urbanístico. El West End en invierno se ha quedado muerto, ahora la gente ya no vive allí. El recuperarlo, que esté como en verano, es importante. Esta medida se ha tomado pensando en las personas, no sólo en la parte económica.

¿Con qué Sant Antoni se queda, el de hace 35 años o el de ahora?

Me quedaría con el San Antonio de antes, el de los años 60 y 70, para corregir ciertos errores que son irreversibles. Recuerdo el paisaje de ses Variades cuando sólo había casas bajas y los niños jugábamos en el faro. Deberíamos haber luchado más por cosas que entonces pensábamos que no eran importantes. Podríamos haber crecido pero de otra manera. Tenemos que reflexionar porque si no vamos a cometer de nuevo los mismo errores. Debemos mirar como isla, no tiene sentido crecer de esta manera porque vamos a destrozar completamente el paisaje. Hay que poner un límite, pero ¿quién lo pone? ¿Los lobbies o la comunidad? Eso son cuestiones sobre las que tendremos que decidir y prefiero que seamos los ciudadanos los que lo hagamos.