Un joven británico de 26 años falleció en la madrugada del sábado al domingo tras precipitarse por el hueco de la escalera del edificio Tanit B, que es a la vez uno de los patios de luces de este inmueble de doce pisos de altura, uno de los más altos de Sant Antoni. La Policía Judicial de la Guardia Civil se ha hecho cargo de las investigaciones para aclarar las circunstancias de lo ocurrido, según confirmaron desde el instituto armado, que no precisó desde qué altura se produjo la fatal caída.

El joven fallecido, C.M., se precipitó por causas que se desconocen por el hueco de la escalera que da a la rampa para discapacitados por la que se accede al vestíbulo del bloque B del edificio Tanit, en la calle General Balanzat número 3 de Sant Antoni, según informó una portavoz del servicio de emergencias sanitarias del 061, que fue alertado a las 4.15 horas.

Una UVI móvil del 061, agentes de la Policía Local de Sant Antoni y la Guardia Civil se desplazaron al lugar del suceso, aunque los servicios sanitarios no pudieron hacer nada más que certificar la muerte del británico.

Compañero de piso ebrio

La Guardia Civil informó de que el fallecido se alojaba en el edificio. Mientras una patrulla del instituto armado se encontraba en el patio interior del bloque donde se registraron los hechos, se dirigió a ellos un joven que se encontraba «bajo los efectos del alcohol» y afirmó ser compañero de piso del fallecido.

Testigos presenciales relataron a este diario que personal del Instituto de Medicina Legal y del Juzgado de Instrucción número 3, en funciones de guardia, se desplazaron al inmueble para proceder al levantamiento del cadáver.

Ayer en torno a las 11 horas, dos agentes de la Policía Judicial tomaban aún fotografías del escenario del trágico suceso y trataban de establecer la secuencia de lo ocurrido, que pasó desapercibido para la mayoría de vecinos de este gran edificio, uno de los más altos de Sant Antoni y donde no son extraños a este tipo de accidentes.

Sin ir más lejos, la empleada de un gabinete de masajes situado en los bajos, junto al lugar donde cayó la víctima, aseguró que «hace como un mes» ya se registró otro precipitado en el mismo edificio. Aunque desconocía el fatídico accidente de la madrugada del domingo, ocurrido horas antes de que abriera el negocio, descubrió salpicaduras de sangre en el ventanal, a dos metros de altura, que delataban lo sucedido.

Ningún otro de los vecinos preguntados ayer se percató de nada la madrugada de ayer, en una comunidad donde trabajadores de la isla, muchos de ellos de origen extranjero, conviven con el ir y venir de los turistas, sobre todo jóvenes, (en portales como Airbnb se ofertan apartamentos en este vetusto inmueble desde 250 euros la noche). El joven es la primera víctima mortal que se registra en lo que va de año en las Pitiusas tras precipitarse al vacío. Hasta ayer sólo había varios heridos de consideración en hechos similares.