­Christian C., el hombre investigado por acosar a Sara Calleja hasta inducirla supuestamente al suicidio, declaró ayer desde Bruselas (Bélgica) por videoconferencia en el Juzgado de Violencia sobre la Mujer y negó todas las acusaciones que pesan sobre él, a pesar de las pruebas que le fueron exhibidas, explicaron a este diario fuentes de la Fiscalía.

El acusado aseguró que tras salir de prisión en diciembre de 2014 -donde cumplió condena por amenazas en el ámbito familiar, a raíz de una sentencia dictada en junio de ese año- no volvió a contactar con ella. «Ha dicho que antes sí le envió mensajes, por eso le condenaron, pero que ni estando en la cárcel ni después le envió paquetes, la llamó ni le envió mensajes», apuntaron las citadas fuentes.

Todo ello pese a que le mostraron paquetes remitidos a Sara con su dirección y matasellos de Bruselas, donde él reside, y le enseñaron mensajes que recibió la víctima y también algunos familiares. Christian C. aseguró que había perfiles de Facebook a su nombre que no eran suyos, y sobre el hecho de que en uno de ellos apareciera su estado civil como «viudo» tras la muerte de la mujer, dijo que «se lo habían comentado conocidos, y que no sabía».

La videoconferencia con Bruselas comenzó a las 9 de la mañana, si bien hasta las 10.15 no se inició la declaración del acusado -que se prolongó más de una hora- pues hubo que designar un abogado de oficio.

Fuentes de la Fiscalía destacaron que la comparecencia se realizó «con todas las garantías» y que en ella participaron, desde Bruselas y junto a Christian C. un letrado, un miembro de la Fiscalía y un traductor, mientras que en Ibiza estuvieron presentes el magistrado titular del Juzgado de Violencia sobre la Mujer, Juan Carlos Torres, la letrada de la Administración de Justicia -antes secretaria judicial-, una representante del Ministerio Público y un traductor.

«No veía salida»

A pesar de lo declarado por Christian C., tanto el psiquiatra como la psicóloga de la Oficina de la Dona que trataban a Sara coincidieron en señalar que se quitó la vida porque «no aguantó más», indicaron las mismas fuentes. Los expertos señalaron que sufría «una depresión mayor y no veía salida».

Con la declaración de este hombre ya se han practicado todas las diligencias que había acordadas inicialmente en la causa, que han incluido el testimonio de los hijos de la víctima, del agente del Cuerpo Nacional de Policía que la trataba y de los especialistas médicos que la atendían.

Precisamente la hija, en su declaración, relató «el ensañamiento, la violencia verbal y la intimidación» que Christian C. ejerció sobre su madre y las amenazas que no solo sufrió ella sino «su círculo», amigos y su familia. Según indicó Andrea García Calleja, este hombre contactaba con su madre por Facebook, por teléfono con «innumerables llamadas y mensajes», por carta y por paquetería.

«Desde diciembre que [Sara Calleja] salió de León [y llegó a Ibiza] esto siguió. Siguió hasta el último día, pese a la prohibición de comunicación que tenía por cinco años», dijo. Agregó que la semana que falleció su madre, Christian C. «le había escrito» y que después de su muerte «hizo unas publicaciones peyorativas».

Posibilidad de pedir más pruebas

Desde Fiscalía señalaron que ahora, practicadas todas las diligencias, es posible que las partes personadas soliciten la realización de alguna prueba más -el letrado defensor se incorporó ayer de oficio a la causa y deberá revisarla desde el principio- o que el juez dicte la apertura de procedimiento abreviado, con lo que sería el momento de que el Ministerio Fiscal presente su escrito de acusación.

En este momento, a Christian C. se le imputan delitos continuados de quebrantamiento de condena, de amenazas y de maltrato psicológico, así como un delito de inducción al suicidio.

Sara Calleja se quitó la vida el 11 de julio del pasado año. En un primer momento trascendió que el Cuerpo Nacional de Policía investigaba un caso de acoso y malos tratos en relación a la muerte, pero semanas más tarde, con la publicación de una carta escrita por ella, salió a la luz el calvario que sufría.

«Estoy muy cansada y necesito descansar. Mi vida es insoportable», escribió en la carta remitida a «la juez de Violencia sobre la Mujer de León», donde Sara había presentado hasta 15 denuncias. «Aquí en Ibiza he puesto dos denuncias, en mayo y en junio, y no he recibido contestación todavía», apuntó.

En agosto, se supo también que los investigadores, en un informe remitido al juzgado, calificaron la muerte de Sara como «inducción al suicidio» por parte de su expareja.