La bióloga y autora del libro ´Ibiza i Formentera. Sargantanes i illes´, Antònia Maria Cirer, ofrecerá la charla ´La riquesa de lo quotidià: biodiversitat de les espècies pitiusas´ esta tarde, a partir de las 19.30 horas, en el Centro Cultural Cervantes. Antes de su conferencia, mostró su preocupación por la proliferación de ofidios en las islas, ya que suponen una amenaza. «Si no actuamos, las serpientes harán un festín con las lagartijas, se las comerán hasta saciarse», afirma Cirer.
Con motivo del Día de la Biodiversidad, que se celebra mañana, el Ayuntamiento de Sant Antoni y el Club Diario de Ibiza han organizado esta charla en la que se pone la lagartija como ejemplo de biodiversidad. Para comenzar, la bióloga ibicenca define este concepto como un conjunto de las diferentes variedades y también agentes que puede haber dentro de una misma especie y ecosistemas. «La biodiversidad tiene un valor que no es monetario, no se puede cuantificar con dinero, pero es muy valiosa», remarca la experta. En su opinión, es un valor «gratuito» que se ofrece a los turistas como reclamo.
Cirer sostiene que los islotes pitiusos son un ejemplo de biodiversidad en las Pitiusas. «Cada uno de ellos tiene una diversidad genética propia de sargantanes, ya que hay distintas especies de estos reptiles en cada una de ellos», recuerda Cirer, que añade que las poblaciones de plantas y lagartijas de cada islote están aislados, formando un «microcosmos». Como ejemplo, la catedrática ha escogido el de sa Conillera para explicar las características de los reptiles que habitan allí: son de gran tamaño y robustos.
En cuanto al color, explicó que «es muy variable» porque en el mismo lugar se encuentran lagartijas de distintos colores. Por tanto, «su coloración no se reduce al común verde intenso tirando a azul», puntualiza la experta.
Para mostrar esta amplia gama, la conferenciante ha preparado una serie de diapositivas para que los asistentes puedan admirar algunas de las lagartijas más singulares. «Las hay marrones más bien claras, que no llegan a ser marrón oscuro; verde clarito pasando por uno más intenso hasta llegar al verde botella, e incluso un verde azulado que todo el mundo utiliza para describir estos seres», cuenta la bióloga, que señala que solo las más llamativas captan la atención de la mayoría de personas. «Sin embargo, para estudiar su genética hay que obervarlas todas», agrega.
Lagartijas negras
Aunque las lagartijas de sa Conillera son de gran tamaño, no superan a las de ses Bledes: «Son enormes por una razón: son negras como el carbón, lo que les permite tener una temperatura más elevada. Si consiguen más calor, tienen un mayor metabolismo y pueden acumular más cantidad de materia, lo que les permite tener una talla más grande».
Las segundas del ´ranking´
Las siguientes en este ranking de sargantanes son las de es Vedrà. Se caracterizan por el color amarillo, «limón o similar al del parchís», que domina su parte dorsal, el centro de su espalda, así como su vientre. Los laterales son azules, con tonalidades que van «entre al azul marino y también el del parchís», combinación que le recuerda a la antigua bandera marina ibicenca.
«Para mí, este tipo de lagartija es un símbolo de esta bandera, que nuestros abuelos han venerado y a la que debemos un respeto», expresa Cirer. A pesar de que solo ha destacado las sargantanes de estos tres islotes, la investigadora y divulgadora insiste en que con cada uno de ellos se forma «la colección completa». Por ello, sostiene que «todas y cada una de estas poblaciones de lagartijas se deben tener en cuenta y darles el valor que se merecen como categoría individualizada». Asimismo, recuerda que si el científico Charles Darwin hubiese viajado a las Pitiusas en vez de a las islas Galápagos, hubiera llegado a conclusiones similares, pero con las sargantanes como ejemplo de radiación evolutiva en lugar de los famosos pinzones de su teoría de las especies.
Por último, para que los más pequeños conozcan mejor estos pequeños reptiles, Cirer recomienda que se les enseñe a observarlos «con paciencia».
