­Una treintena de personas se esforzaron ayer por la mañana en la plaza Albert i Nieto para seguir las instrucciones de la monitora de pilates mientras justo enfrente decenas de niños y mayores disfrutaban de infusiones, bebidas aromatizadas y zumos y batidos saludables. Una buena iniciativa para recuperar el cuerpo tras los excesos navideños, según comentó Carmen Boned, concejala de Participación Ciudadana del Ayuntamiento de Ibiza, que organizó en el bulevar la cuarta edición del ´Feim barri, feim salut´.

La recomendación en los marcapáginas que regalaron era un zumo depurativo tropical: una mezcla de piña madura, pepino, apio, espinacas, jengibre y limón. Sin embargo, la mayoría de los niños eligió mezclas más tradicionales, como fresa con plátano.

«Vamos a tomar leche de almendra y batido de fresa», comentó Svetlana, que acudió acompañada de su hijo Mark, de cinco años. «Me gusta comer sano y hemos venido porque me lo comentó una compañera del colegio. Hemos plantado una semilla de melón y la vamos a trasplantar en casa», añadió mientras se protegía del viento. El aire tumbó el vasito de plástico con el minitiesto, por lo que tuvieron que volver a mezclar la tierra con la semilla.

Y es que la mañana fue desapacible, ventosa y fría, pero no desanimó a los numerosos asistentes que se congregaron en la plaza de Albert i Nieto. «El de fresa y plátano les gusta pero el verde, con espinacas y apio, les cuesta más», apuntó Silvia Marí, técnica de Juventud del Ayuntamiento, responsable de la actividad de salida al exterior del C-19, el centro juvenil del Ayuntamiento de Vila, en la que le acompañaron ayer trece chicos de entre ocho y doce años.

La mayoría eligieron la tomatera en el taller de hort urbà y se la llevaron a casa, aunque también podían escoger pimientos o melones. «Son semillas de variedades tradicionales, como el tomate de colgar, que aguanta todo el año y se unta muy bien, parece mantequilla», explicó Catalina Boned, miembro de la Asociación de Agricultura Ecológica. En el puesto del huerto urbano no daban abasto para atender a tantos niños, muy interesados en el proceso de siembra y crecimiento de las hortalizas. «Les encanta sembrar, regar y ver cómo se convierte en comida», destacó Boned, que añadió que las otras variedades típicas de la isla que mostraron fueron el meló eriçó y el pimiento blanco ibicenco (en realidad es de color verde claro).

«Ahora el aliento me huele a piña», comentó la pequeña Flavia, de cinco años. Su madre, Charo, explicó que habían plantado una semilla de melón y que iban a probar más zumos de frutas.

«No se acuerda cuál ha sembrado, es una semilla sorpresa», bromeó Loreto Tur, la madre de Daphe, que tiene ocho años y que olvidó lo que había metido en el tiesto. Dentro de unos días resolverán la incógnita, cuando crezca. «Hago zumos verdes en casa y la niña se los bebe», apuntó la madre.

En definitiva, una actividad que congregó a un gran número de participantes. Una buena oportunidad para alentar la creación de pequeños huertos en casa y el consumo de frutas y verduras. Para finalizar, los organizadores sortearon diez cestas de productos ecológicos entre los asistentes.