El personal del Arxiu Històric de Eivissa se enfrenta estos días a la ingente tarea de clasificar y digitalizar las 3.000 fotografías, negativos y diapositivas del archivo personal del pintor Chico Prats (Barcelona, 1916- íd. 2006), un legado que acaban de recibir de manos de su familia.

Trabajan, además, en una exposición para la que han seleccionado 50 de esas imágenes, que se podrán ver a partir del 7 de agosto en el antiguo refectorio del convento de los Dominicos (Ayuntamiento viejo).

Hijo de madre ibicenca, José Manuel Chico Prats, que es su nombre completo, sintió siempre «una especial vinculación y predilección» por Eivissa. «Hablar de la obra pictórica del artista es hablar de Balears en general y de Ibiza en particular», escribe la responsable del Arxiu, Fanny Tur, en el texto que ha preparado para la exposición. Y es que Chico Prats pasaba largas temporadas en la isla donde tomó fotografías del muelle de pescadores, la Marina, sa Penya o sa Peixateria, así como del campo y las fiestas patronales de los pueblos. En común tienen que todas ellas pulsan la vida, el movimiento y la actividad que se respiraba en los mercados, las calles y en el campo. La mujer vestida de payesa es protagonista de muchas de ellas y sus ropajes oscuros contrastan con el género escueto que venden en las tiendas junto a las que pasan o que lucen las turistas hippies.

Todas estas fotos le servían como inspiración para sus cuadros. Muchas de ellas lo atestiguan de manera clara, ya que presentan manchas y salpicaduras de los óleos con los que las convertía en lienzo. Las escudriñaba en su estudio para extraer de ellas rostros, rincones de la ciudad, vestidos, detalles... En realidad, como recuerda Fanny Tur, estas fotos fueron concebidas no para exponerse sino como instrumentos de trabajo para la pintura de Chico Prats, lo que no impide que sean «un testimonio de gran valor de la isla» en un momento crucial de su cambio, entre finales de 1950 y 1980, cuando Ibiza pasó de ser una economía basada en el sector primario a centrarse en el turismo.

Los críticos destacan el profundo conocimiento con el que Chico Prats retrata la isla. No era un simple turista que se queda en la superficie o el tópico. De él escribe Baltasar Porcel en ´Maestros actuales de la pintura y escultura catalana´: «Chico Prats no pinta la Ibiza blanca del tópico. Santiago Rusiñol la bautizó así: isla blanca. Pero resulta que es la más arbolada de las islas del archipiélago balear [...] Ibiza rezuma siempre verdosidad. [...] Incluso en los blancos de Chico Prats hay reflejos vegetales, la cal ha sido rebajada. Pocos pintores han descubierto esta estructura íntima del paisaje ibicenco».

Porcel también destaca en el texto el gusto por el orden del pintor y de ello dan testimonio las cajas donde clasificó cuidadosamente diapositivas y negativos por temáticas: ´Ball pagès´, ´Astillero´, ´Calles de Eivissa´, ´Campo y figuras´ son algunos de los epígrafes con los que titula los compartimentos.

Maria Rosa Chico Contijoch, hija del pintor, entregó hace unos días el legado al Ayuntamiento de Ibiza en nombre de sus hermanos. Las diapositivas y fotografías, en color y blanco y negro, tienen un valor «documental, histórico, etnográfico, etnológico y de patrimonio intangible», según destaca la concejala de Cultura, Lina Sansano. Para que los alumnos de los colegios puedan descubrir estas imágenes la muestra permanecerá abierta hasta el 11 de octubre.