El desfile de los carros tradicionales centró la atención de la fiesta de San Isidro, celebrada ayer en Sant Josep (en realidad el día del santo es el 15 de mayo). Los que más llamaron la atención a las decenas de personas que se concentraron en la calle principal del pueblo fueron los cabriolés (carritos pequeños), sobre todo dos, uno tirado por un poni y otro por el burrito Perico, dirigido por Antonio Vargas, cuyo cabalgar despertó más de una sonrisa.

El desfile comenzó a las siete y cinco de la tarde y los carros, repletos de payeses ataviados con sus trajes tradicionales, dieron tres vueltas al pueblo, una más que otros años. Una calesa ´se infiltró´ entre los 14 carros de barana que se desplazaron hasta Sant Josep. Seis cabriolés y once caballos cerraron la comitiva, la mitad montados por jóvenes amazonas de una escuela de equitación.

«Somos aficionados al carro, llevamos casi 20 años participando en fiestas tradicionales», comentó antes del desfile, en la concentración de carreters junto al cementerio de Sant Josep, Vicente Prats de Sant Jordi, propietario de la yegua Chaquira. «Como la cantante», bromeó Prats.

Una hora antes del desfile el cielo se nubló y comenzó a llover, aunque apenas duró cinco minutos, por lo que la fiesta se celebró con normalidad. Juan Ferrer, de Santa Eulària, preparaba el carro del que luego iba a tirar Milord, un caballo de 13 años de pura raza menorquina. A su lado esperaban Bartolo Marí, de la colla de Sant Josep, y su hijo Pau, de cinco años, para subir a uno de los carruajes. Muy cerca, el sevillano afincado en Ibiza Antonio Vargas se mostraba preocupado porque se le había pinchado una rueda del cabriolé. Finalmente, el problema se solucionó y el burro Perico pudo tirar del carro.

Mientras tanto, en los soportales de la iglesia los artesanos ofrecían muestras de la cultura tradicional de la isla. Los turistas se sorprendieron observando cómo se hacen los senallons, los mantonets, las espardenyes o los catrets, unos bancos pequeños que utilizaban antiguamente las mujeres para sentarse en la iglesia, según explicó Pep Isidro Ramis, de la asociación de artesanos. A las 19.40 horas las campanas tocaron a misa.

Después estaban previstas actuaciones de ball pagès y degustación de bunyols y vi pagès.