­Antonio Arco (Loja, Granada, 1957) ha bautizado la muestra que abre puertas el miércoles día 4 en el Club Diario a las 20 horas Xilosofía, una palabra creada a partir de xylon, madera en griego, y sophia, que quiere decir conocimiento. Así, con madera y otros materiales como piedras, serrín, conchas o cañas, Arco ha ido encontrando su estilo en la escultura, una afición que comenzó en su juventud y que se animó a exponer por primera vez en 2010. «Empecé a interesarme por las manualidades en el instituto y, poco a poco, fui metiéndome más en el mundo del arte», explica.

Después de trabajar con papel y plástico descubrió la madera, con la que se siente más cómodo. Su formación ha sido completamente autodidacta. «Me gusta mucho ver exposiciones. En cada una aprendes algo», asegura, y cita entre sus artistas favoritos a Lucio Muñoz, Tàpies y Barceló, todos ellos muy matéricos, como la obra de Arco.

«Sin duda la madera es el elemento fetiche y común denominador de este organismo que he decidido denominar Xilosofía: la madera como soporte material para la existencia física de mi espíritu creativo», explica el artista. «He transformado la madera de pinos y sabinas pitiusos, de cajones y palés reciclados [...] para existir en cada observador», añade Arco.

La muestra está formada por 20 cuadros y diez esculturas . «Mi estilo se puede englobar en el llamado informalismo abstracto pero podemos añadir cierta influencia naïf a esta conceptualización», apunta. En la sinopsis de la muestra añade: «Colores, texturas, formas y volúmenes fluyen en un sentido emocional más que teórico o premeditado. Un cuadro me lleva a la creación de otro, como peldaños de una escalera interminable pero evolutiva, en el sentido de mejorar el manejo de los materiales y, en consecuencia, mi lenguaje artístico y expresivo», asegura.

Reconoce que trabajar con volúmenes es un problema cuando no se cuenta con un estudio propio, como es su caso. Primero ocupó una habitación de su casa que después tuvo que desalojar para instalar a una de sus dos pequeñas. Ahora trabaja en la sala de la vivienda pero reconoce que si su afición va a más tendrá que buscar un espacio propio. «Eso si no me echan de casa», bromea.

Por el momento es una afición a la que dedica su tiempo libre, fines de semana y días de fiesta, aunque le encantaría poder centrarse exclusivamente a ella. «Es muy difícil y más hoy en día porque solo venden los muy reconocidos y los muy buenos», admite.

Su primera exposición fue en Santa Eulària en 2010, por lo que prácticamente comienza a darse a conocer en esta faceta. Hay otro ámbito de su vida, sin embargo, por el que es muy reconocido en la isla, ya que hasta 1989 fue un destacado portero de equipos como el Ibiza, el San Rafael, la Penya Blau i Grana y el Portmany. En su caso cree que el deporte y el arte «son completamente compatibles y perfectamente complementarios». «Si hay un Madrid-Barça o un partido interesante de la Selección soy el primero en verlos pero eso no supone que no me pueda interesar el arte», remarca Arco.