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Hombres que matan a sus hijos y mujeres

Un maltratador no puede ser jamás un buen padre. Es más: un maltratador es un grave peligro para la mujer a la que quiere controlar y someter, y para los hijos de ella. Por tanto, la conclusión es sencilla: impidamos que estos hombres violentos hagan daño a mujeres, niños y adolescentes. ¿Cómo? En primer lugar desde el sistema judicial: no es de recibo que se consienta que un hombre acusado de maltratar a una mujer tenga régimen de visitas a sus hijos. Y también en la fase de valoración del riesgo y la consecuente adopción de medidas de protección, pues es evidente que no está funcionando. Apliquemos la máxima de «ante la duda, prudencia». Ofrezcamos ayuda real a las mujeres para que puedan romper con su maltratador. Es obligación de la sociedad protegerlas a ellas y a sus hijos. El fracaso está siendo estrepitoso: fallan los protocolos, los profesionales, el sistema en todos sus ámbitos. Todos. La sucesión de asesinatos es insoportable. La acumulación de errores y agujeros del sistema, inadmisible. Recordemos que los asesinatos machistas no son un accidente fortuito ni aislado (como un atropello mortal o el derrumbe de un edificio). Los asesinos son hombres que se creen dueños de las mujeres y las castigan, también haciendo daño a lo que más quieren, sus hijos. No están locos ni enfermos, son machistas. Debemos impedirles que sigan matando. Vivimos una auténtica emergencia nacional.

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