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Para empezar

Verónica Carmona

Portadista y redactora

La factura de la luz

Las nuevas tecnologías nos permiten conocer el consumo de electricidad a tiempo real. Por eso sé que Endesa me va a crujir en la siguiente factura. En diciembre y enero he triplicado el consumo con respecto a los dos meses anteriores. Es algo que no me quita el sueño pero que sí aparece en ellos. Cuando hace frío en casa te abrigas pero cuando tienes un niño pequeño enciendes el calefactor aunque eso sea equiparable a meter monedas en un bolsillo roto de forma continua. «Bastantes resfriados hemos sufrido ya», piensas mientras disfrutas del calorcito. Así que enciendes el climatizador y lo apagas, según la temperatura que haya dentro de casa. Luego reflexionas que al menos puedes pagarlo, que al fin y al cabo, en el fondo te gustaría ahorrarte esos euros para irte de vacaciones a Zanzíbar o cualquier otro destino exótico que te haga soñar. La pobreza energética nos toca todos, pero no de la misma manera. Pero de lo que no hay duda es de que las clases medias bajas cada vez son más pobres. Que tener trabajo ya no es sinónimo de bienestar si no hay una vivienda asequible y un sueldo digno que permita encender la calefacción sin reparos cuando hace frío y la humedad de la isla te atraviesa de pies a cabeza.

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