En corto

Fragilidad de la lógica política

El independentismo catalán es un fenómeno que arranca casi cuatro siglos atrás, permaneciendo de entonces acá enterrado en el subconsciente y el imaginario de ese país y emergiendo con fuerza a cada tanto, como en la naturaleza pasa con las grandes floraciones y las grandes plagas (a elegir metáfora, según gustos). La última aflora con vigor en la gran manifestación de la Diada de 2012, que desbordó a todos los partidos e impuso a los nacionalistas una nueva agenda. Luego vendría la secuencia política, alimentada por el poder de la calle, conocida como ‘procés’, en cuya cola aún estamos. En la última manifestación independentista, la del pasado 1.º de octubre, la asistencia (4.500 personas) supuso menos del 1% de las de los grandes días de 2012 a 2014. Por esa razón Junts, en buena lógica, debería acabar pactando. El asunto está en cuánto pesa en sus enfrentados dirigentes la buena lógica.

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