Síguenos en redes sociales:

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Voten mientras puedan

Se imaginan que pudiera exigirse a los políticos que cumpliesen con las promesas de la campaña electoral? ¿Que al final de sus mandatos se sacasen el Debe y el Haber y se cotejasen para saber si habían llevado a cabo lo que anunciaron y, de no ser así, que se les pudieran exigir responsabilidades? Lo cierto es que se puede, pero no se hace; se puede castigar a un político dejando de votarle si no ha hecho lo que dijo que haría y quitándole el poder, aunque la mayoría están protegidos por una inmunidad (no sólo judicial, también mediática) que se han fabricado a medida.

Vivimos en un país de extremos ideológicos enfrentados y divididos (cada vez más gracias al nunca bien ponderado ZP) a causa de una guerra entre abuelos y bisabuelos que algunos tratan de mantener viva a toda costa por los réditos políticos y económicos (a través de chiringuitos varios) que ese resentimiento les aporta

Yo pensé que las divisiones serían, en todo caso, entre quienes usaron el terrorismo para amedrentar a toda la sociedad y quienes decidieron mantenerse firmes a pesar de las armas, pero me equivoqué. En estos días he leído con infinita pena las justificaciones de ésos que consideran que los asesinos y sus cómplices tienen derecho a sentarse en el Congreso y decidir cómo debemos vivir la vida todos los demás, ésos que validan cualquier alianza si sirve para mantenerse en el poder.

Y soy incapaz de entender que hayamos permitido que quienes quieren destruir a España lo hagan desde las instituciones que se crearon para protegerla y que, de nuevo, se recurra al “y tú más” para no asumir que han sido capaces de traicionar toda moralidad y decencia. Yo abogo por la ilegalización (como mínimo) de quien lleva en su programa destruir la convivencia y justifica la violencia para ello.

Me avergüenza nuestra clase política; es posible que porque no ambiciono ningún poder ni necesito aferrarme a un cargo para vivir, y así puedo tomar mis decisiones libremente, con cabeza y desapasionadamente. Por eso cuando cedo mi voto lo hago con la seguridad de que si me fallan no volveré a darlo a esa formación. Es una cesión, no una entrega incondicional, pero ya saben que hay quien siempre va a votar porque le debe mucho a un partido concreto y lo hará pase lo que pase.

Así que, si de verdad son libres, traten de votar con cabeza y no con las tripas, porque los próximos años nos jugamos mucho más de lo que ahora somos capaces de ver.

Esta es una noticia premium. Si eres suscriptor pincha aquí.

Si quieres continuar leyendo hazte suscriptor desde aquí y descubre nuestras tarifas.