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Prats, Xescu

Sant Antoni te puede costar la vida

Hay que tener poca vista y nula memoria para perpetrar otra campaña que lastra y desgasta un destino turístico, lanzada precisamente por quien tiene la misión de promocionarlo y subrayar sus atractivos. Así ha ocurrido con el patinazo marketiniano perpetrado por el Govern balear, empujado por el consulado británico en las islas. Este último, otra vez, consigue llevarse el gato al agua aunque sus intereses colisionen frontalmente con los nuestros.

La campaña de marras se llama Stick with your mates (Quédate con tus amigos) y va dirigida a los turistas que transitan por el West End de Sant Antoni, la playa de s’Arenal en Palma y Magaluf en Calviá. Entre sus advertencias, aconseja a los británicos «no dejar a sus amigos caminar solos por la calle» y «mantenerse en contacto a través de chats». Transmite, por tanto, la sensación de que el centro de Sant Antoni es un territorio comanche donde te pueden asaltar en cualquier esquina y tu seguridad está en peligro.

Es cierto que la campaña en su totalidad no es incorrecta, pues advierte de prácticas peligrosas, como el balconing, e informa a los turistas británicos de los cambios intro-ducidos con la Ley de Excesos de 2020. Dicha norma contempla novedades como que en los todo incluido no se sirvan más de tres unidades de alcohol por comida, la venta de alcohol en comercios concluye a las 21,30 horas y los productos promocionales, como barras libres, hora feliz, 2x1, etcétera, han quedado prohibidos.

El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra y en esta fallida estrategia de realizar campañas al alimón con el Reino Unido, los ibicencos siempre salimos trasquilados. Cómo olvidar aquella iniciativa de 2014 que llevaron a cabo el Ayuntamiento de Sant Antoni y el consulado británico, que lanzaba mensajes tan dañinos como «caminar solo por Sant Antoni te puede costar la vida» o «vigila tu bebida; en unos segundos, tu noche de fiesta puede convertirse en una pesadilla». Ni la prensa amarilla británica se había atrevido a tanto. La nueva campaña no alcanza tales niveles de masoquismo y autoflagelación, pero incide en esta misma perspectiva de arrojarse piedras contra el propio tejado.

Por desconocer su realidad actual, no me atrevo a aludir a las zonas afectadas de Mallorca, pero sí tengo claro que la supuesta inseguridad de Sant Antoni constituye una desmesurada exageración entre sus auténticos niveles de delincuencia y los que hay, por ejemplo, en los destinos británicos. En el distrito de Westminster, el más turístico de Londres, las tasas de delincuencia contra turistas son alarmantes y ahí ninguna autoridad británica promueve este tipo de campañas. El problema no es Sant Antoni, sino los ingleses, que se inflan a alcohol y drogas y delinquen unos contra otros. La raíz del problema está en ellos mismos. Si las hordas británicas de jóvenes etílicos se fueran de vacaciones a un desierto con bares, pasaría exactamente lo mismo.

Además, ya está bien de que unos paguen los platos rotos de todos. Mientras se somete a un lento proceso de transformación que ya veremos cómo acaba, el West End es un animal moribundo que, ni mucho menos, concentra las multitudes de antaño. El problema se ha trasladado a otras zonas de la isla, como el famoso beach club de la playa de s’Arenal y sobre todo a Platja d’en Bossa, donde las incidencias, hoy por hoy, superan con creces las que pueda haber en el West End. Si se hacen campañas menospreciando destinos, al menos que las responsabilidades se repartan en su justa medida.

Lo más triste es que el Govern decidió no consultar el contenido de esta iniciativa con nadie de Ibiza, algo que lamentablemente ya empieza a ser una costumbre en materia turística; y si lo hubieran hecho, se habrían evitado el ridículo. Con estos antecedentes, parece lógico el boicot a la presentación de la campaña por parte de distintas instituciones y autoridades. El acto, con presencia de la presidenta del Govern balear, Francina Armengol, tuvo lugar el pasado miércoles en el Hostal La Torre y nadie del Consell Insular, el Ayuntamiento de Sant Antoni o la Federación Hotelera hizo acto de presencia.

Por supuesto, es necesario poner freno al turismo de excesos y apostar por perfiles más respetuosos con la naturaleza, la cultura y las tradiciones insulares. De hecho, el número de ibicencos críticos con esta deriva turística se eleva cada temporada, pero hay un gran trecho entre lavar los trapos sucios en casa y trasladar estos elementos negativos a los propios turistas. Viene a ser lo mismo que promocionar institucionalmente Ibiza alertando de la posibilidad de clavada en los restaurantes o anunciando la saturación en las playas. La campaña, en definitiva, es de chiste y convendría retirarla, tal y como sucedió en 2014.

@xescuprats

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