Cuánta diligencia de las instituciones para preparar la logística de un partido en una semana. Qué sofocos y berrinches en la red porque no viene Messi o por la reventa de entradas. Si pusiéramos tanto entusiasmo en los problemas realmente importantes tendríamos agua decente en los grifos, no se vertería al mar putrefacta, habría vivienda para todos, ni rastro de plásticos en el mar y no me encontraría con un mendigo rebuscando en una alcantarilla de pleno centro de Vila las monedas que se le han caído. Una imagen muy dura e ilustrativa del bipolarismo de esta bendita isla. Entiendo la pasión que despierta la visita a Ibiza del segundo mejor equipo español y del mundo, y escribiría lo mismo si jugara en Can Misses el primero, el Real Madrid, a pesar de mi evidente pasión por el club merengue. Estas líneas no pretenden ser una crítica, más bien una reflexión. Entiendo que los políticos muevan el trasero más de lo acostumbrado cuando algo crea una alarma o un atractivo social fuera de lo normal (demasiado a menudo los titulares de prensa condicionan su agenda), pero me cuesta más comprender por qué no nos movilizamos por cuestiones realmente importantes y perdemos el pompis en cuanto nos camelan con el pan y circo de toda la vida. Los problemas estructurales de la isla (seguridad, tratamiento de agua, urbanismo, medio ambiente...) se han convertido en algo endémico no sólo por culpa de las administraciones, también por la indolencia de la sociedad. Al fin y al cabo, la política es un burdo reflejo de nuestras penurias...