El curso escolar empieza en las Pitiusas sin nuevas infraestructuras educativas y con la improvisación de soluciones para poder escolarizar a todos los niños, a costa de ocupar zonas comunes en colegios que ya están saturados para habilitar nuevas aulas. La falta de espacio ha obligado a crear cuatro grupos nuevos en los centros Sant Carles, Santa Eulària y Can Guerxo, que tendrán uno más de Infantil de tres años, y en L'Urgell, que suma uno de tercero de Primaria. Al incesante aumento de la población escolar y la tradicional falta de planificación a medio y largo plazo que caracteriza a la educación pitiusa desde los tiempos en que el Ministerio de Educación tenía las competencias, se suma la también secular lentitud que ralentiza de forma desesperante, o incluso atasca sine die, la cesión de terrenos, la tramitación de los proyectos de nuevos centros y la financiación de su construcción. Estas circunstancias agravan la masificación de los colegios, que deben acoger como pueden a los estudiantes, a costa de renunciar a bibliotecas, aulas de desdoblamiento o de música, por poner algunos ejemplos. Soluciones que son parches y que se convierten en problemas que se arrastran curso tras curso, pues cuando se crea un nuevo grupo, se mantiene durante los años que los estudiantes tarden en alcanzar la edad para abandonar el colegio, y solo entonces, con suerte, el centro recupera esos espacios comunes. Tampoco los barracones son una solución aceptable para escolarizar a los estudiantes; son más parches para salir del paso, de forma que en lugar de aplicar las soluciones necesarias (construir nuevos centros), se prolonga el problema sin límite de tiempo.

Desde que la comunidad educativa o los ayuntamientos advierten de la necesidad de construir o ampliar un centro hasta que se convierte en realidad, lo habitual es que el proyecto se retrase una y otra vez por las más diversas razones, de forma que cuando finalmente entra en funcionamiento ya no es suficiente, porque mientras tanto ha vuelto a desbordarse la demanda de plazas y ya se necesitan nuevas aulas. La Federación de Asociaciones de Padres de Alumnos (FAPA) alerta, un curso más, de que «la falta de plazas escolares es un problema grave».

Hace años que se necesita un nuevo colegio en Santa Eulària, pero el Ayuntamiento todavía no ha cedido el solar al Govern balear para que lo construya. El conseller de Educación, Martí March, recordó esta semana que lleva cuatro años pidiendo este terreno al Consistorio, paso fundamental para iniciar la construcción del centro. Ahora, el solar está atascado en la comisión balear de Medio Ambiente por una modificación urbanística que hizo el Ayuntamiento. Es preciso desbloquear este trámite cuanto antes.

Otros proyectos pendientes que se arrastran desde hace años son los de la Escuela Oficial de Idiomas (ahora en el instituto Sa Blanca Dona y que necesita sede propia) y el de la Escola d'Arts, que ocupa un edificio muy deteriorado y tiene graves problemas de mantenimiento desde hace años; su ubicación «temporal» en este inmueble de Can Sifre ha cumplido ya dos décadas. Ambos centros se van a instalar en sa Coma, pero ni siquiera está claro qué Administración se hará cargo de pagarlos: si el Govern o el Consell. Además, el municipio de Eivissa precisa desde hace tiempo otro instituto. Las ampliaciones del colegio Sant Carles y del instituto Isidor Macabich también son obras que aún no se han materializado pese a que son necesarias desde hace varios cursos. Sólo están en marcha las obras de los colegios de Ses Planes (en Cala de Bou) y Sant Ferran (en Formentera), cuya tramitación también se demoró durante años.

El propio conseller admite que la creación de nuevas plazas escolares «es más lenta» de lo que le gustaría. Ya es hora de que las instituciones, con el Govern balear a la cabeza, se propongan de verdad poner todos los medios a su alcance para anticiparse a las necesidades y agilizar la tramitación de las nuevas infraestructuras educativas que necesitan Ibiza y Formentera. Los parches deterioran la calidad de la enseñanza y perpetúan la masificación.

DIARIO de IBIZA