Ya era difícil ser político desde hace años, pero se ha vuelto imposible desde que se contratan asesores por medias docenas y desde que los que no fichan por los partidos lo hacen por las cadenas de televisión para juzgar y descubrir lo que han hecho sus colegas con el lenguaje no verbal, la imagen y el sonido, como esos magos que explican los trucos de magia en televisión.

Ahora que los debates electorales

La última generación de asesores son preparadores que toman los temas para una prueba memorística de locución contra reloj. Por un poco más de esfuerzo continuado en la misma técnica los candidatos sacarían plaza de notario, obtendrían ingresos notables, llegarían a los sitios al comentario de «ahí viene el señor notario» en lugar de «aquí está este majadero» y lo que firmasen sería artículo de fe pública y no motivo de crítica en los periódicos y de cachondeo en las redes sociales.

Los ciudadanos tenemos

Están llevando a los medios una comunicación que no comunica nada que interese y cuantos más asesores tienen, más incomunicados están, o sea más incomunicados estamos.