Hablar sin filtros, no pillar la ironía ni las bromas, charlar con alguien sin mirarle a los ojos, incapacidad para hacer amigos... Son algunas de las características de quienes sufren el síndrome de Asperger, un trastorno del espectro autista con consecuencias como el rechazo social, la dificultad de mantener un trabajo o una pareja o el fracaso escolar. Son diferentes y eso en esta sociedad se paga caro. Lo explica muy bien Alberto, integrante de la asociación Asperger de Ibiza y Formentera: «El sistema educativo busca que todos seamos iguales, que encajemos en agujeros cuadrados cuando nosotros necesitamos agujeros redondos o triangulares». El cine y la television han contribuido a crear una imagen de los Asperger como genios (el último caso, 'The Good Doctor') y, aunque entre los afectados por este trastorno los hay con coeficientes intelectuales muy por encima de la media, no siempre es así. E incluso siendo muy muy inteligentes, seguir unos estudios reglados se les hace muy cuesta arriba, ya que su cerebro funciona de otra manera. En el caso de Alberto, ingeniero industrial, su capacidad analítica es impresionante, pero apenas tiene memoria. Aunque él ha conseguido estudiar, trabajar y formar una familia, insiste en lo dura que es la vida para un Asperger. Por eso la asociación en Ibiza busca voluntarios para que, tomando un café con ellos, podamos conocerles. Aunque rehúyan nuestra mirada, lo están deseando.