El transporte público en Eivissa es un asco. Lo digo yo, sí, pero también los sufridos usuarios del autobús de la línea 12B, esos que se dirigen a la parada de es Cap Martinet cada mañana con el corazón encogido, sin saber a qué hora llegará el bus. Acuden a sus quehaceres en Vila cargando una mochila con agua, barritas energéticas y una novela de esas ligeritas de Dan Brown para soportar la hora y media larga que van a emplear en alcanzar su destino. Sí, amigos, más de una hora para recorrer tres tristes kilómetros. Para atajar las quejas de los muy cabreados usuarios de la línea, al Consell se le ha ocurrido una idea luminosa: eliminar dos frecuencias. En un intento de conseguir la puntualidad exigible a un transporte público de calidad, se cargan dos viajes, con lo que dejan a los usuarios huérfanos de autobús a mediodía y a última hora de la tarde. Aun así, los vehículos siguen saliendo cuando al Consell le sale del colodrillo y tragándose todos los atascos. Como la conselleria de Movilidad es una especie de garaje de Microsoft donde los políticos de «mentes prodigiosas», como los califica un usuario del 12B, alumbran una idea genial tras otra, ahora dice Pepa Marí que «estudian» la posibilidad de, en un futuro, destinar un carril sólo a buses y taxis. Por dónde y cómo circularían entonces los coches no parece preocupar mucho en la conselleria de (In)Movilidad. Ya se les ocurrirá algo.