Diez años después, poco más de 500.000 euros en indemnizaciones (por la vía penal, porque se pactaron otras cantidades por la civil) ponen fin al periplo judicial del desastre del 'Don Pedro', un nombre de aciago recuerdo para la isla. Diez años de vida en los juzgados para no saber qué pasó, de quién fue la culpa de que ese mercante, uno de los de mayor tonelaje de los que operaban en Eivissa, se fuera a pique tras chocar contra es Daus (y mira que la suerte es caprichosa...) en la bocana del puerto de Eivissa. Como soy un defensor a ultranza del imperio de la ley (fuera de él hace mucho frío) en todos los aspectos de la vida (y especialmente en estos días, en el político), no llego a entender cómo la Justicia puede llegar a ser tan lenta. Sucedió lo mismo con varias polémicas urbanísticas que en décadas anteriores pudieron llevar a la cárcel a dos alcaldes ibicencos, que se salvaron porque los delitos prescribieron. Así de rápido se tramitó todo, oigan. Me consta que detrás de la Justicia hay grandes profesionales, pero también que los medios con los que trabajan resultan insuficientes. Hace unos días se aprobó el quinto juzgado de Instrucción, pero no será suficiente. ¿Habrá que esperar a que se acabe de construir la nueva sede judicial para contar con una Administración judicial ágil, moderna? Qué pena, de ser así...