Solo entrar en Cova Santa ya impresiona. Un inmenso espacio rodeado de naturaleza, con una decoración que invita a descubrir todos los rincones de este nuevo ‘imprescindible’ en Ibiza.

Los cócteles son uno de los atractivos de Cova Santa. Andrés Iglesias

Este año, donde la incertidumbre causada por el covid planea por todas las cabeza, Cova Santa ha abierto sus puertas con una nueva dirección y sobre todo un novedoso giro que es capaz de adaptarse a todas las maneras de disfrutar.

Las mesas para cenar o tomar un cóctel ocupan gran parte del espacio. |

Cuando la nueva empresa llamó a Xavi Alba para ocupar la dirección gastronómica ya se intuía que este lugar conocido por sus fiestas iba a girar hacia un concepto en el que la gastronomía compartiría trono con el arte y, sobre todo, la música. Cova Santa es todo en uno, no es solo un restaurante, con una gastronomía de primer nivel, una coctelería a su misma altura y los eventos musicales más potentes, es también un club.

La carta está compuesta por platos del mundo sencillos y con un sabor potente. | FOTOS: ANDRÉS IGLESIAS

La respuesta del público está siendo espectacular desde su apertura a primeros de julio. Con ganas de experimentar, de sentir Ibiza por todos los poros y de disfrutar al máximo, Cova Santa responde a todas las expectativas. Para lograrlo presenta tres ambientes: un restaurante donde degustar platos del mundo; un espacio para los amantes de la mixología y para tomar snacks, y un lugar más privado y reservado. Todos con lleno total. A ello contribuye también la reducción de aforo ya que ahora todos los cliente tienen que estar sentados.

El estilo canalla y educado del servicio está presente desde el primer momento con un equipo que recibe cordialmente a los comensales «¡Hola! Soy Alejandro y esta noche voy a ser tu mejor amigo», dice un camarero a un cliente.

La carta es espectacular, sencilla, según su creador, Xavi Alba, pero con una calidad y un mimo indiscutibles. Desde una especie de jamón de vaca rubia gallega con una limitadísima producción a otros platos que sorprenden a los paladares más exquisitos como el ajo blanco de coco, piña impregnada en Malibú, mango fresco, yogurt griego y almendra tostada; el pulpo con espuma de sobrasada y farofa, o el kebab de paletilla de cordero confitada, tzatziki y pico de gallo, acompañado de pan de pita. El steak tartar llega con una grata sorpresa, solo decir que para degustarlo hay que levantarse de la mesa.

La carta de bebidas ocupa varias páginas. Una de las bodegas está ubicada en la cueva natural milenaria de más de 25 metros de profundidad esculpida por el agua de las montañas de Sant Josep durante miles de años. La bodega está supervisada por prestigiosos enólogos de la isla.

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