«Platja d’en Bossa se vende como playa accesible para personas con movilidad reducida, pero no lo es»

Una familia denuncia el mal estado de la plataforma para sillas de ruedas, que falta la mitad de la pasarela que conduce al mar, no hay acceso a la silla anfibia ni control del mal uso que la gente hace del espacio

Imagen de archivo de la plataforma para movilidad reducida de Platja d’en Bossa.

Imagen de archivo de la plataforma para movilidad reducida de Platja d’en Bossa. / Juan A. Riera

«Platja d’en Bossa se vende en todas partes como playa accesible para personas con movilidad reducida, está incluida en la información sobre playas adaptadas, pero es mentira. No lo es», afirma la madre de un niño con discapacidad que lleva más de un mes denunciando al Ayuntamiento de Sant Josep el mal estado de la zona supuestamente habilitada para sillas de ruedas y la inexistencia del servicio al baño adaptado. La familia, residente en Ibiza, llevó al pequeño a la playa, algo que le encanta, por primera vez este verano a mediados de junio. Siempre van a la zona del final de Platja d’en Bossa, ya que hay plazas de aparcamiento para movilidad reducida desde las que se puede acceder a la pérgola de madera reservada para estas personas, mayores y embarazadas. Desde ahí, siguiendo la pasarela de madera pueden llegar al mar y, además, cuenta con una silla anfibia con la que bañarse.

Sin embargo, ese primer día se encontraron con que el espacio estaba «abandonado» y el servicio era inexistente. Para empezar, relata, la plataforma estaba completamente cubierta de arena y, además, había un escalón «insalvable» entre la pasarela de madera y la pérgola que, afirma, «estaba sucia y llena de telarañas, como si no la hubieran limpiado desde el verano pasado. «También faltaba la mitad de la pasarela, se ve que desaparecería con algún temporal y no se ha repuesto», continúa. Ante semejante situación, la familia llamó al Ayuntamiento de Sant Josep y lo comunicó al departamento de playas. «Nos dijeron que enviarían a alguien a mirar», explica la madre. A pesar de la promesa, más de un mes y medio y tres llamadas después la situación sigue siendo la misma.

«La torre de vigilancia está lejos de la plataforma y no hay manera de avisar al socorrista, que se supone que es quien se encarga de ayudarte con la silla anfibia, que tampoco estaba», continúa la madre que critica también la falta de control del uso de este espacio. En más de una ocasión se lo han encontrado lleno de personas sin ningún tipo de problema y este último sábado se plantó allí un grupo de animación de una fiesta de discoteca, una comparsa que iba a recorrer la playa. «Pusieron la música a un volumen elevadísimo y mi hijo, al que molestan los ruidos fuertes, se asustó», señala la madre, que denuncia el «abandono» por parte del Ayuntamiento. «Seguro que también se les ha olvidado cobrar las hamacas de los beach clubs», ironiza.

«Cuando una playa es accesible se supone que una persona con movilidad reducida debe poder llegar sola y bañarse, como cualquier otra persona, sin tener que pedir ayuda para todo», comenta la madre, que añade que ya a mediados de junio avisaron también de que la señal vertical de los aparcamientos adaptados estaba tirada en el suelo. «Y ahí sigue», indica.

Adjudicación del contrato

Desde el Ayuntamiento de Sant Josep justificaron ayer que hasta esta misma semana no se había adjudicado el contrato para el servicio de mantenimiento del servicio. La adjudicación se hizo este mismo martes y la convocatoria, según el Consistorio, se publicó apenas tres días antes de las elecciones de mayo, el día 25 de ese mes. «Se han agilizado los trámites al máximo para tratar de evitar esta situación», indicó ayer un portavoz del Ayuntamiento, que detalló que ahora la empresa a la que se ha adjudicado el servicio tiene diez días para presentar toda la documentación necesaria. Hasta ese momento, el Ayuntamiento prefiere no revelar el nombre de la empresa.

Para compensar esto, aseguran, se han llevado a cabo algunas actuaciones «indispensables» como nivelar la pasarela y garantizar el funcionamiento de los lavapiés. Desde el Consistorio reconocen que la silla anfibia debería estar frente a la pérgola (que se presta a algunas asociaciones en horarios concretos) y que un socorrista debería estar alerta por si alguien la necesita algo que, al parecer, no se estaba cumpliendo.

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