Mary Castaño y Marta Tur | Coordinadora de Cruz Roja y referente técnica de bienestar familiar.

«En Ibiza se alquilan habitaciones a familias enteras»

Mary Castaño y Marta Tur, de Cruz Roja, alertan de los problemas de salud mental generados por el hacinamiento en viviendas, los precios disparados y la soledad entre las personas mayores

Mary Castaño y Marta Tur, de Cruz Roja, en un momento de la entrevista.

Mary Castaño y Marta Tur, de Cruz Roja, en un momento de la entrevista. / JA. RIERA.

Toni Escandell Tur

Toni Escandell Tur

La falta de vivienda asequible en Eivissa obliga a numerosas personas a hacinarse en condiciones de suma precariedad, lo que provoca problemas de salud mental y las aboca a la exclusión social.

Que la emergencia habitacional en Ibiza afecta gravemente a la vida de las personas es algo conocido de sobras por todos. Pero no todas las capas de la sociedad se ven perjudicadas en la misma medida. En la isla del lujo hay todo «un mercado negro de habitaciones», en palabras de Mary Castaño (coordinadora de Cruz Roja en la isla), en las que viven sobre todo personas migrantes -a veces familias enteras- que se encuentran en situación administrativa irregular y ello dificulta que puedan consolidar cualquier proyecto de vida.

En esta entrevista, Castaño y la psicóloga de Cruz Roja Marta Tur, referente técnica de bienestar familiar, abordan esta y otras problemáticas sociales que observan en esta institución humanitaria.

Las personas más vulnerables en Ibiza son quienes más sufren el problema de la vivienda. Hemos entrevistado a varios que viven hacinados en pisos o habitaciones, y los compañeros van variando. ¿Cómo afecta todo esto a su salud mental?

Marta Tur: No es sólo que estas personas vayan cambiando de compañeros de piso, si no que puede que dentro de una semana se vean en la situación de tener que dejar la habitación porque les echan. Son personas [migrantes] que, ya cuando llegan aquí, están que se les cae el mundo encima y, además, tal vez no se encuentran con todo lo que les habían prometido de encontrar trabajo y vivienda, de que la vida les cambiaría a mejor. Mary Castaño: Lo que detectamos es falta de autoestima. Eres padre o madre y te ves abocado a llevar a tu familia a una habitación. Insertas a tus hijos en el sistema educativo, pero no tienen un sitio para estudiar, ni donde desarrollar sus competencias personales o académicas. A las familias esto les genera frustración, incertidumbre y provoca que tengan la autoestima muy baja. Además, en esa situación no ves la posibilidad de avanzar. Tienes la incertidumbre de que quizá mañana, como no tienes contrato y hay todo un mercado negro de habitaciones, te echen. Es gente desamparada y que a veces tiene un bloqueo mental.

De hecho, muchas de estas habitaciones son realquiladas.

M. C.: Claro, generalmente todo esto son alquileres en los que no sabes quién es el inquilino real. Hay alguien que alquila y ese alguien lo realquila, y a su vez ese realquilado alquila una cama porque la habitación tiene dos. Ya no sabes ni quién es el dueño del piso ni nada.

¿Qué situaciones problemáticas concretas llegan a Cruz Roja relacionadas con esta emergencia habitacional?

M. C.: Tenemos casos de gente que comparte piso como podemos compartir tú o yo, de una forma regular, pero también casos en los que se alquila una habitación a una familia entera, familias completas que viven en habitaciones sin derecho a zonas comunes, que eso ya es muy grave. Personas, por ejemplo, con derecho al baño pero a lo mejor sin derecho a ir al salón o a la cocina.

¿Cómo?

M. C.: Sí, generalmente al salón nunca tienen derecho porque ya hay gente viviendo en él. Se convierte en espacio dormitorio. En estas condiciones es muy complicado poder educar a tus hijos y vivir de forma digna. Viven bajo un umbral de vulnerabilidad extrema. ¿Tienen techo? Sí, ¿pero en qué condiciones? No tienen un hogar como tal. Al final en Ibiza tenemos que hablar de las personas sin techo y de las personas sin hogar. Me refiero a familias que viven hacinadas, que comparten vivienda con gente extraña, con la que no se relacionan. Y hay cambios, no es que sean nueve compañeros de piso pero que al menos sean estables, sino que unos van saliendo y otros entrando. Aunque el hacinamiento no es algo generalizado entre nuestros usuarios. Hay de todo.

¿Y qué significa todo esto para el desarrollo de los hijos de estas familias?

M. T.: Si hablamos de los adolescentes, en estos casos hay también mucha frustración. Creces y quieres tu intimidad, tu espacio y poder estar sólo. Te dices que ya eres mayor. También frustra mucho compararse con tus compañeros. Ves que gente de tu colegio tiene su espacio, su habitación y que la puede decorar como quiere o hacer algo tan simple como colgar un póster con el que te sientes identificado. Son pequeñas cosas, pero para un menor son importantes.

No puedes ni enfadarte e irte a otro sitio de la casa.

M. C.: No puedes dar un portazo. De hecho, a raíz del covid hemos notado que ha habido más problemáticas en las parejas. Hay mujeres que nos cuentan que su relación ha empeorado. En estos casos no hay posibilidad de pataleta de pareja, ni de niño ni de adolescente. No puedes ni siquiera castigar a tu hijo. En un espacio de 11 metros cuadrados en el que residen cuatro personas, ya no quedan rincones libres como para que haya un ‘rincón de pensar’.

Los adolescentes ven que sus compañeros sí que tienen una habitación y eso genera frustración

Marta Tur

— Referente técnica de bienestar familiar en Cruz Roja

¿Qué problemas concretos de salud mental genera todo esto?

M. C.: Lo que hacemos desde Cruz Roja es un acompañamiento psicosocial. Se trata de intentar paliar algunas de esas vulnerabilidades en las que nosotros podemos intervenir. No diagnosticamos ni tenemos un programa terapéutico, al menos en Cruz Roja Ibiza. En el proyecto de mi compañera Marta Tur, que trabaja el bienestar familiar, en el de ‘Querida yo’ [dirigido a mujeres vulnerables] y en el proyecto que tenemos de personas mayores, el objetivo es empoderar a la gente.

¿Cuál es el perfil de estas personas? ¿Y predomina alguna nacionalidad?

M. C.: Son generalmente personas en situación administrativa irregular. La franja de edad es variada. En nuestro perfil de usuario ahora, en general, las nacionalidades mayoritarias son Colombia y Venezuela. No es que la gente de estos países tenga más problemas, pero sí que son dos países de procedencia muy habituales en Cruz Roja. Y si estás en situación irregular, sin tener en cuenta los precios, que son desorbitados, es mucho más difícil alquilar.

Más obstáculos si cabe...

M. C.: Es que necesitas estar empadronado y tener un contrato de trabajo. Hay un gran problema también con el tema del empadronamiento, que es básico para acceder a nuestro sistema de salud. Para empadronarte tienes que demostrar que vives en esa casa. Aunque tengas 3.000 euros para una vivienda, sin contrato laboral no te la alquilan y, si estás en situación irregular, no tienes contrato.

Y a todo esto se le suma la inflación.

M. C.: Se nota que la cesta de la cesta de la compra es mucho más cara que en 2021 o 2022 porque durante el invierno hemos tenido a muchas más familias que han venido a pedir algún tipo de prestación, ya sea de alimentos o alguna ayuda para el pago de suministros o para farmacia. A principios de año ha habido un repunte de usuarios y diría que es más por la subida de precios. También tenemos las ayudas al alquiler y escolares, como las ayudas comedor para temas de conciliación, sobre todo para familias monomarentales. A las mujeres solas con cargas familiares les cuesta mucho poder aceptar un trabajo porque es complicado conciliar con los más pequeños.

Hemos ido encadenando crisis. ¿El porcentaje de ibicencos que acuden a Cruz Roja continúa siendo residual?

M. C.: El porcentaje es muy bajo. Españoles sí que hay. Hemos visto que se ha aminorado la cantidad de población musulmana que viene en los últimos años, y ha habido un aumento muy exponencial de personas en situación irregular procedentes de países de América Latina, como Colombia, Venezuela, Paraguay, Uruguay... y la gran mayoría de personas que llegan desde Colombia y Venezuela se ven vinculadas a la demanda de protección internacional, de asilo político.

Antes comentaban que vienen con expectativas altas.

M. C.: No sabemos muy bien qué les cuentan o de dónde sacan la información, porque llegan a Ibiza con el objetivo de iniciar su nuevo proyecto de vida y no son conscientes de la dificultad que conlleva, por ejemplo, el tema de la vivienda. Existe una economía sumergida en la que los hombres van tirando de trabajos en obras o de oficios como jardinería o mantenimiento, y ellas en trabajos de cuidados, pero encontrar vivienda cuesta mucho.

¿De qué manera puede ayudar Cruz Roja en cuanto a esa falta de autoestima?

M. C.: Mi compañera Marta [Tur] lleva un programa que es el de bienestar familiar y este año, además, hemos iniciado un proyecto vinculado a la autoestima de las mujeres, ‘Querida yo’, porque ellas se encuentran en una situación más vulnerable si cabe. A lo mejor están más tiempo en casa o tienen más dificultades para socializar porque son quienes se hacen cargo de los niños. El proyecto se dirige a distintos colectivos: trabajamos con mujeres reclusas, mayores o migrantes. En estos casos hay que trabajar el duelo migratorio. Se trata de dotarles de herramientas personales que les empoderen para facilitarles un poco la socialización y darles a conocer su entorno más próximo.

¿En qué sentido?

M. C.: Me refiero a que a lo mejor son mujeres que han llegado desde Colombia, por poner un ejemplo, que están viviendo en una habitación en la avenida España o en ses Figueretes, y que no han ido más allá del puerto de Ibiza. Tal vez no saben, por ejemplo, que en esta isla hay un pueblo que se llama Sant Mateu. Se trata de que entiendan cuál es el contexto sociocultural en el que están iniciando esa nueva vida.

Hay familias que viven hacinadas. Comparten vivienda con gente extraña, con la que no se relacionan

Mary Castaño

— Coordinadora insular de Cruz Roja

En el marco de este proyecto también se organizan excursiones grupales, ¿no?

M. C.: Este proyecto que hemos iniciado, además de tener toda una serie de módulos en los que trabajamos la autoestima y ayudamos a que conozcan su cuerpo, también intentamos dotarles de formación, de habilidades digitales para la búsqueda de empleo y también se organizan salidas de ocio y cultura. Podemos ir a ver los almendros en Santa Agnès cuando florecen o una exposición en Sa Nostra Sala. El objetivo también es que se generen sinergias entre el propio grupo y que puedan colaborar entre ellas, cuidarse y tener, al fin y al cabo, un grupo de amigas con las que poder contar y salir a tomar un café.

¿Y en qué consiste el proyecto de bienestar familiar?

M. T.: Hay una escuela de padres. Estamos dando talleres de familias monoparentales, que la mayoría son de madres. Hacemos talleres en los que damos pautas educativas, pero en los que también se intenta que las mujeres que vienen aquí se relacionen con otras madres. También queremos que tengan ocio familiar. A los menores, por ejemplo, les damos la opción de salir de su rutina. Pueden venir aquí y les impartimos refuerzo escolar. Llevan a cabo las cosas más académicas, pero también hay un día en el que se trabajan las competencias personales, las habilidades sociales, las emociones, la autoestima o incluso se pueden realizar excursiones en familia y de madres. Hacemos también juegos. Se trata básicamente de actividades lúdicas y de ocio para que los menores se relacionen con otros nenes y salgan de su zona.

M. C.: Se trabaja con las familias para que tengan ocio familiar. A lo mejor son familias que, por falta de tiempo o de recursos económicos, no puede permitirse una salida al cine o al Museu Monogràfic Puig des Molins. Así que nosotros organizamos salidas para que compartan tiempo de ocio y tiempo de calidad dentro lo que es la familia, porque se trabaja con el menor y con la madre.

¿Y qué queda de lo que se vivió durante el covid?

M. C.: El análisis poscovid que hemos hecho es que la gente se ha hecho cada vez como más pequeña, por decirlo de alguna manera. Los proyectos y trabajos que desarrolla Cruz Roja tiene que ver principalmente con el buen trato a personas mayores y con paliar la soledad en este colectivo, que mayoritariamente está formado por mujeres. Los mayores han sido los más vulnerables frente a la pandemia. Les hemos obligado a encerrarse en casa más, si cabe, que a otros y les hemos inculcado miedo. Ahora nosotros hemos tenido que incrementar nuestros esfuerzos para que todas esas mujeres que estaban viniendo a nuestras actividades de prevención del deterioro cognitivo o a nuestras salidas de ocio del proyecto ‘Enrédate’ para que se reenganchasen a la vida normalizada. Les daba miedo salir a la calle o estar dentro de un espacio con un grupo de personas. De hecho, vinculado a eso, a finales del año pasado, iniciamos un nuevo proyecto que se llama ‘Fem-ho possible’ y que es para dar respuesta a las personas mayores.

Los proyectos de Cruz Roja tienen que ver principalmente con el buen trato a personas mayores

Mary Castaño

— Coordinadora insular de Cruz Roja Ibiza

¿De qué se trata?

M. C.: Hemos hecho un proyecto piloto -porque está muy acotado en los espacios-, en el que intentamos crear una red segura para personas mayores que va dotada de distintas actividades. Por un lado tenemos actividades de sensibilización en colegios e institutos, para que los más jóvenes conozcan la vulnerabilidad que tiene una persona mayor por ser mayor, y a su vez las potencialidades que les da la edad. Se trata de demostrarles que no por ser mayores estas personas ya no tienen nada que aportar, sino todo lo contrario. El proyecto está desarrollado en el perímetro del Mercat Nou, parque de la Paz y Cruz Roja e intentamos sensibilizar a los comercios locales para que formen parte de esta red segura. Para que si detectan alguna situación en la que Cruz Roja debería intervenir, como por ejemplo, alguien que está siempre muy sólo o que se queja de que nadie le viene a visitar, que desde estos comercios les propongan acercarse a Cruz Roja. Y todos los viernes tenemos un estand en el Parque de la Paz que se llama ‘Xarxa Segura +65’, con voluntarios, para ofrecer ocio a estas personas mayores o para ayudarles en cualquier trámite.

¿Cuántas personas se atienden ahora en el programa de alimentos de Cruz Roja?

M. C.: Abrimos martes, miércoles y jueves y actualmente en el programa de atención urgente a necesidades básicas, que además de los alimentos incluye otras ayudas, estamos atendiendo a unas 260 personas a la semana, aproximadamente, entre las sedes de Vila y Sant Antoni. Son 260 beneficiarios directos, personas que vienen aquí, pero luego en cada casa hay más gente que se beneficia de esta ayuda. Aproximadamente, habrá unas 650 personas beneficiarias en total. Además, muy pronto comenzamos a dar servicio en Formentera. Todo lo que hemos hablado en esta entrevista se desarrolla gracias también a los voluntarios, que tenemos unos 370 en total. Sin ellos, no sería posible llevar a cabo toda esta actividad.

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