Incendio en Ibiza: La noche en la que Sonia y David han vuelto a nacer

Los inquilinos, una familia con dos hijos de 4 y 12 años, han podido escapar ilesos de las llamas

David Ventura

David Ventura

La vida y el azar a veces tienen giros inesperados. Así, que el hijo pequeño de Sonia Muñoz, de cuatro años de edad, tuviera fiebre, quizás haya podido haber salvado la vida de una familia entera. «Como el pequeño se encontraba mal, decidí dormir en el sofá del comedor del piso de abajo», comenta Muñoz. La familia vive en un adosado de dos plantas de la calle Guadalajara, en el barrio de Cala de Bou. Los padres duermen en el piso de arriba y los niños -él de 4 años, ella de 12- en el de abajo, donde se encuentra también el comedor y la cocina. Y ha sido en la cocina donde, a las 2.10 de la madrugada del martes al miércoles, empezó todo.

La noche en la que Sonia 		y David volvieron a nacer |

En primer plano, a la izquierda, el lavavajillas en el que se inició el siniestro. / D.V.

«Olía a plástico quemado, se oía como un crujido. El ruido era parecido a cuando llueve por la noche, pero el olor era muy raro. Venía de la cocina, así que me asomé a ver qué pasaba», explica Sonia Muñoz. La puerta de la cocina estaba cerrada ya que, antes de acostarse, habían puesto en marcha el lavavajillas y el aparato «hace un ruido que nos molesta». Al abrir, un humo negro, espeso, le golpeó la cara. Dentro de la cocina se había desatado el infierno: «Si me hubiera quedado a dormir en el piso de arriba, quizás nos hubiéramos dado cuenta demasiado tarde. Quizás, no lo estaríamos contando».

Actuación rápida

El Parque Insular de Bomberos fue alertado a través del 112 a las 2.24 horas del incendio en este adosado en el número 7 la calle Guadalajara. Hasta el lugar se desplazó un camión autobomba pesado y seis bomberos, así como la Policía Local de Sant Josep. «Lo primero que hicimos fue sacar a los niños de casa y después llamé a los bomberos. Estaba en un estado de shock tan fuerte que me quedé bloqueada», relata Sonia Muñoz, «cuando los de Emergencias me pidieron la dirección de casa, me quedé en blanco».

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Estado en el que ha quedado el comedor de la casa, con el techo negro por el humo y el suelo todavía encharcado por el agua con el que los bomberos han apagado el fuego. / D.V.

Mientras ella llamaba a los bomberos, David, el marido de Sonia, intentó controlar el fuego con la ayuda de los vecinos: «Un vecino trajo un extintor, y otro nos alargó la manguera que usa para regar el jardín», explica. Las llamas saltaron del lavavajillas a la nevera y se pudieron contener en el interior de la cocina. No obstante, toda la vivienda quedó completamente anegada por el humo. Los bomberos llegaron a las 2.40 horas y, tras media hora de trabajo, pudieron sofocar el incendio.

Al lugar de los hechos también acudió una ambulancia que trasladó a Sonia Muñoz a Urgencias del Hospital de Can Misses ya que tosía copiosamente a causa de una inhalación de humo. Sin embargo, tres horas más tarde, la mujer solicitó el alta voluntaria. Ella misma cuenta los motivos: «Llegué a Urgencias y tardaron tres horas en atenderme, ya sabéis cómo está la sanidad aquí. Me hicieron una analítica y me dijeron que esperara tres horas más a conocer los resultados. Les he respondido que lo siento, pero que mis hijos me necesitaban. He solicitado el alta voluntaria y he regresado a aquí».

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Otra imagen de la cocina de la casa, el espacio más afectado por el incendio. / D.V.

El día después

Tras pasar la peor noche de sus vidas, Sonia y David han regresado a su hogar para comprobar el estado en el que ha quedado la casa. Con el suelo todavía encharcado de agua y las paredes del comedor tiznadas de negro, evalúan el alcance de los daños: «La aseguradora nos han pedido que no toquemos nada», explica David. «Nos hemos quedado sin cocina. El fuego también ha afectado una tubería, ha reventado el techo», comenta la mujer. El humo se ha colado por todos los resquicios de la casa: «Hemos abierto los cajones del piso de arriba y toda la ropa está negra». De hecho, los niños ni siquiera han podido ir a la escuela porque no tienen ropa que ponerse.

Durante los próximos días, esta familia se alojará en casa de sus respectivos padres. Tienen la suerte contar con un tejido familiar que les apoya: «Tiraremos de ellos», explican. Todavía profundamente impactada por una experiencia tan traumática y aguantando las lágrimas, Sonia comenta que «todavía no me creo que haya sucedido esto», y extrae la siguiente conclusión: «Podríamos haber muerto. Hoy hemos vuelto a nacer».

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El incendio se ha producido en un adosado de una zona residencial del barrio de Cala de Bou, en Sant Josep. / D.V.

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