Una pareja escocesa relata en varios medios británicos su experiencia el pasado 25 de septiembre en un vuelo de Ryanair a Ibiza. Unos borrachos provocaron el caos durante el vuelo sin que el personal de la compañía aérea controlase a los alborotadores.

El matrimonio de North Lanarkshire esperaba unas vacaciones relajantes cuando subieron al avión en el aeropuerto de Edimburgo rumbo a Ibiza. Lo que les pasó fue vivir tres horas de viaje "horribles".

Las imágenes de un vídeo, que ha trascendido sobre los hechos, muestran a un grupo de pasajeros festejando en el pasillo mientras escuchan música a todo volumen desde un altavoz portátil y beben vodka de una botella.

La mujer contó como su esposo, de 58 años, que padece una dolencia cardíaca, fue abordado cuando regresaba del baño por un joven borracho, quien le golpeó la mano antes de hacer un gesto grosero.

Otros pasajeros también fueron presuntamente objeto de abuso verbal y acoso por parte de un grupo de 70 pasajeros que el personal del avión no pudo calmar.

“No había control sobre ese avión en absoluto", lamenta la mujer, quien asegura que fue "horrible" desde el momento en el que subieron.

Un altavoz a todo volumen estuvo sonando durante las tres horas que duró el trayecto. Varios pasajeros golpeaban el techo y bebían el alcohol que habían adquirido en el 'duty free'.

"La única vez que Ryanair se acercó a ellos fue para servirles más bebida", lamenta la mujer, que ni siquiera fue capaz de levantarse a ir al baño por miedo.

"Otros pasajeros estaban realmente molestos por este comportamiento y podría haber estallado en una guerra en toda regla”, asegura la pasajera afectada.

La mujer afirma que una pasajera tuvo que empujar a la fuerza a un joven lejos de ella después de que él se negó a dejarla en paz.

Aterrizaje con temporal

El caos continuó mientras el avión se preparaba para aterrizar en medio del mal tiempo en la isla balear. “La azafata gritaba por el altavoz que se sentarán o el avión no aterrizaría porque todos seguían de pie", relata el hombre de la pareja afectada.

“No había policía esperándolos en el aeropuerto de Ibiza. Entiendo que estaban felices y emocionados por irse de vacaciones. He volado a Ibiza durante los últimos 16 años al mismo lugar. He visto un poco de fiesta en los vuelos antes, pero nada como esto", explica el hombre.

“Podría haber sido un motín absoluto porque estaban golpeando a la gente, gritando en la cara de la gente. Podría haber habido una guerra en ese avión", asegura el afectado.

“La gente tenía miedo de ir al baño, pero temían que les dieran un cabezazo o que les golpearan con una botella de Grey Goose que volaba y que habían comprado en el 'duty free'", agrega la afectada.

“Fue una experiencia horrible. Entiendo que tienes que esperar un poco de fiesta y lo entiendo. Pero mi esposo y yo hemos tenido un año difícil con muchas cosas tristes, así que pensamos en irnos y relajarnos", continúa la mujer.

“Bajamos del vuelo y dijimos: ¡Dios mío, necesitamos un trago! Tengo un hijo de 22 años. Si pensara que se estaba comportando así en un avión con niños y un grupo de edades mixtas, me avergonzaría mucho porque fue horrible”, asegura la pasajera.

Respuesta de Ryanair

Después de regresar de las vacaciones, la pareja presentó una queja formal a la aerolínea por el incidente, pero lo que recibió fue una respuesta de "copiar y pegar" el pasado 26 de noviembre, en la que la aerolínea escocesa aseguraba "no se responsabilizaba ni garantizaba que no volvería a suceder".

La mujer de 55 años dijo que “la respuesta de Ryanair fue una broma". "Aunque no esperaba nada más, para ser honesta. Te tienen allí porque son vuelos baratos, pero aunque es una ganga, no deberías tener que pasar por eso. La seguridad de los pasajeros es lo primero", explica la afectada en un medio escocés, el Daily Record.

La pareja prometió no volver a volar con Ryanair después de que tardaron un mes en responder a su queja y simplemente se disculparon por "cualquier inconveniente causado".

Un portavoz de Ryanair dijo que “un grupo de pasajeros en este vuelo de Edimburgo a Ibiza se volvió problemático en pleno vuelo. Para calmar la situación y minimizar las molestias a los pasajeros, la tripulación hizo varios anuncios durante el vuelo y se negó a servir más de dos bebidas alcohólicas a cada pasajero. Los pasajeros cesaron su comportamiento disruptivo antes de aterrizar de manera segura en Ibiza”.