En la entrada del auditorio de Cas Serres se arremolinan decenas de personas, amigos, admiradores y familiares del filósofo, jurista, sociólogo y ensayista Antonio Escohotado (Madrid, 1941-Ibiza, 2021). Están allí para rendirle homenaje en el primer aniversario de su fallecimiento, a pesar de la lluvia, el viento y el frío. Hace un día desapacible, casi tanto, recuerda su hijo mayor, Daniel, como aquel fin de año de 1971 en que él, con ocho años, y su padre llegaron a Ibiza. Aquel primer día, «lluvioso y frío», que pasaron en una casa payesa «fue horroroso», reconoce con una mirada que delata nostalgia. Pasa a su lado, como un torbellino, otro de sus hermanos, Jorge, que es quien propuso al Consell de Ibiza hacer este encuentro-homenaje, que ha preparado junto a Raúl Novella, que es el que va a conducir el acto. Jorge hoy (por ayer) prefiere estar en un segundo plano. «Yo soy el organizador en la sombra», bromea.
«Mi padre murió feliz sabiendo que era inmortal. Yo dejaré hasta la última gota de mi sangre para que así sea, para que su mensaje y su legado lleguen a los cuatro costados del planeta. Se lo prometí», asegura Jorge, el único de los siete hijos de Escohotado que no vivió la infancia con el filósofo. Él mismo lo apunta, después de explicar que fue quien puso a Escohotado «en las redes (sociales)» y quien se encargó de gestionar sus perfiles. «Quiero capilarizar su conocimiento y que llegue a todas las clases sociales», afirma este periodista, fundador, además, de La Emboscadura, editorial dedicada a la publicación de las obras de Antonio Escohotado. También habla de Ibiza, la isla donde su padre vivió entre 1971 y 1984 y a la que volvió en 2020, como si fuera «el cementerio de los elefantes», para retirarse a morir. Jorge define a su padre como «un esclavo de la libertad» y resume su mensaje en la siguiente frase: «Busca al dios que llevas dentro». «Después de Ortega y Gasset no ha habido otro filósofo más descollante en España que mi padre», concluye.
Algo parecido comenta Fernando Sánchez Dragó, que llega al evento justo antes de que comience, acompañado de su actual pareja, Emma Nogueiro, y de la viuda de Escohotado, Beatriz Salama, exmujer, por cierto, del escritor madrileño. «Escohota (como le ha llamado siempre él) es uno de los amigos más determinantes que he tenido en mi vida, han sido 46 años de amistad», remarca, antes de reconocer que uno de los motivos por los que acude a este homenaje es «para pagar la deuda de no haber podido estar en Ibiza en 2021 en su octogésimo cumpleaños» ni haberle despedido en la isla. Califica a Escohotado de «heraldo de la filosofía griega». «Es uno de los cuatro filósofos de España del siglo XX y XXI junto a Ortega, Zubiri y Gustavo Bueno», afirma parafraseando un fragmento de la columna que le ha dedicado hoy mismo (por ayer) en La Gaceta de la Iberosfera. Se refiere a su «obra colosal, «por cantidad y calidad», y cita dos de los títulos imprescindibles, ‘Los enemigos del comercio’ e ‘Historia general de las drogas’. Justo a su lado, en una vitrina de la Biblioteca Pública Insular está uno de estos ejemplares, junto a otras publicaciones suyas como ‘Mi Ibiza privada’ o el libro que escribió el periodista Ricardo F. Colmenero tras nueve meses de conversaciones con el filósofo, ‘Los penúltimos días de Escohotado’.
El homenaje comienza con la melodía de la guitarra que toca Dennis Hartmann, músico y «el primer técnico de sonido que tuvo la discoteca Amnesia» cuando la fundaron Escohotado y Manuel Sáenz de Heredia, que también está en este encuentro. La música suena mientras se proyectan imágenes del filósofo en Ibiza contemplando el mar y a un lado del escenario la luz de los focos recae sobre el retrato de Escohotado, obra del artista Ariel.
A continuación, Raúl Novella da la bienvenida a los asistentes y agradece la presencia de los invitados y de la viuda y los hijos de Escohotado. Cita a Daniel, Jorge, Alejandro y Rebeca, que están entre el público, y a Antonio y Claudia, que no han podido acudir. También a Román, ya fallecido, al que Escohotado «siempre recordaba». Además, enumera a muchos de los ibicencos que le acompañaron en su estancia en Ibiza, como Nieves Tur de Can Partit, su último hogar en la isla. Novella, que fue «su técnico y escudero» en su último año y medio de vida, destaca entre las múltiples virtudes del pensador que «siempre buscaba la concordia».
En el acto también interviene Sara Ramón, la consellera de Cultura de Ibiza. Lo hace para destacar de este «espíritu libre» su papel «protagonista en la transformación de Ibiza» en el momento en que la isla abría las puertas al turismo de masas. «Éste es un reconocimiento a la aportación que hizo Escohotado para que Ibiza se conozca como oasis de libertad», señala.
Se sube después al escenario el periodista Jesús Bengoechea, fundador del portal madridista La Galerna, donde «el profesor, jurista, hippy, preso y ensayista» colaboraba desde 2017. Es él, explica, el que llamó a Escohotado «el Clint Eastwood de la filosofía, una de las pocas etiquetas que no rechazó». Le define como «brillante, extremadamente culto y dotado de una memoria prodigiosa y de un gran sentido del humor». «Era el hombre más libre que tenía este país», concluye su intervención.
El encuentro continúa con la proyección de ‘Antonio Escohotado’, un documental de la serie ‘Ibiza Habla’ escrito y dirigido por Samaj Moreno y grabado y editado con la ayuda de Israel Antón y Raúl Novella. En este largometraje el filósofo repasa los años que vivió en Ibiza entre 1971 y 1984, habla de sus amigos de la Tribu, de esos tiempos de «libertad sexual» y de la creación de Amnesia, entre otras muchas cosas.
Tras su proyección llega el coloquio, en el que participan Manuel Sáenz de Heredia, Fernando Sánchez Dragó y Daniel Escohotado. Sáenz de Heredia, cofundador de la primitiva Amnesia con el filósofo, fue su amigo «durante algo más desde 60 años». En sus manos lleva una carta que Escohotado le escribió poco después de instalarse en Ibiza en la década de los 70. Termina con una recomendación al público: «El mejor homenaje que podéis hacer a Escohotado es leerle».
Por su parte, Daniel recuerda las vivencias con su padre en Ibiza. Las casas payesas en las que vivieron, sin luz eléctrica ni agua corriente, los días de playa con todos los amigos freaks de su padre, él, un niño, con su bañador de turbo, y el resto, «en pelotas». En aquellos tiempos, aclara, «era un mero espectador» de lo que ocurría a su alrededor, porque «no tomaba LSD ni se dedicaba al fornicio».
Interviene Sánchez Dragó que después de la evocación que han hecho sus compañeros de Ibiza recuerda unos versos de Kipling y habla de que toda aquella etapa de «bohemia, libertad, libertinaje e investigación se ha esfumado». Cuenta también cómo conoció a «Antonio el Melenas, el terror de las nenas» en 1975 y lee la columna que hoy (por ayer) le ha dedicado.
Detrás, en la pantalla, se lee la mayor parte del tiempo ‘La Guerrilla de la Concordia’, una canción que sonará en unos minutos acompañada de imágenes de Escohotado y que creó Jorge Drexler después de una noche de enriquecedora charla con el que Sánchez Dragó considera «el último filósofo de la Hélade».
