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El laboratorio del Hospital de Ibiza triplica su espacio

La actividad se mantendrá durante el tiempo que se prolongue la ampliación

Vista cenital de una de las campanas en las que se preparan las muestras. TONI ESCOBAR

El laboratorio del Hospital Can Misses crece. A lo ancho. Se multiplica por tres, de hecho. Cuando acaben las obras que, previsiblemente, comenzarán este año, en el servicio de Microbiología no tendrán que compartir despacho, pegarse a las paredes para pasar por los pasillos más estrechos ni andar con cuidado para no estropear el trabajo del compañero con un involuntario codazo. La ampliación del laboratorio es unas de las actuaciones previstas en el plan estratégico del Área de Salud para el periodo 2022-2024, unas obras que en el servicio esperan con tanta ilusión como respeto.

«Va a ser un reto», afirma Dori Hurtado, responsable del servicio de Microbiología del Área de Salud pitiusa. Eso sí, confiesa que todos tienen «muchas ganas». «Da muchísima pereza empezar con obras. Es como reformar la casa entera, baños y cocina incluidos, teniendo que vivir dentro. Aquí, los trabajos no pueden afectar a la calidad de los resultados, así que hay que planificar y programar muy bien las fases de la obra, la distribución y cómo panelar los espacios en los que sigamos trabajando», indica. «La actividad asistencial no la podemos paralizar. Además, es muy importante hacer la obra en condiciones correctas, porque genera polvo y puede haber microorganismos que contaminen las muestras», continúa, ilusionada, Hurtado, pensando en todo lo que les permitirá contar con un laboratorio de algo más de 400 metros cuadrados, tres veces más del que disponen ahora.

408 metros cuadrados

La obra, cuya fecha de inicio aún desconocen, lo mismo que su duración, consistirá en expandir las instalaciones utilizando un espacio de reserva que se encuentra pegado a las instalaciones actuales, detalla la conselleria balear de Salud en el documento sobre la obra. En los planos se puede ver cómo si bien ahora el laboratorio de Can Misses es una especie de pasillo largo dividido en dos de forma longitudinal, una vez finalizados los trabajos será una zona cuadrada mucho más diáfana, con más aire. Estará presidida por una sala principal, el laboratorio propiamente dicho, con seis zonas de trabajo en el centro para cuatro profesionales cada una. Una sala que tendrá casi 240 metros cuadrados. A un lado estarán el almacén y seis despachos, estancias, todas ellas, de entre diez y once metros cuadrados, según detallan los planos. Al otro lado del pasillo de entrada al nuevo laboratorio se ubicarán, en espacios separados, otras dos zonas de análisis. La primera, para las PCR, unos 34 metros cuadrados divididos en dos espacios. Justo al lado se ubica el rincón dedicado a las micobacterias, con una superficie similar al de las PCR pero distribuido de forma diferente, ya que consta de tres espacios: una esclusa para garantizar la seguridad (4,2 metros), un cuarto de fluorescencia (3,6 metros) y la sala principal para estos análisis, que tiene casi 25 metros cuadrados de superficie.

"Podrán trabajar más personas en este área sin entorpecerse unas a otras", afirma la jefa de microbiología

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«Además de aumentar el espacio aumentaremos funciones que ahora mismo no tenemos y que hacen falta», apunta la responsable del servicio refiriéndose, precisamente, al laboratorio de micobacterias, especialmente importante para la tuberculosis, de la que las Pitiusas son el área de salud de la Comunitat con la incidencia más elevada, apunta. Una zona que contará con «un nivel de bioseguridad importante», destaca. De ahí la esclusa prevista en los planos. «Es una mejora importante para el diagnóstico de los pacientes. Será más rápido y con un contacto más directo con los médicos que solicitan esas pruebas», indica. «También incorporaremos una sección de inmunología infecciosa, una sección que ahora está fuera de Microbiología», afirma. Para esto contarán con un analizador nuevo.

Espacio y tecnología

No será la única máquina nueva que llegue al servicio una vez finalizados los trabajos de ampliación: «Algunas de microbiología clásica y convencional, de cultivos no creo que aumente mucho la dotación porque hemos incorporado mucha tecnología en los últimos años. Es una sección muy bien dotada técnicamente, lo que ocurre es que el espacio se ha quedado súperobsoleto porque hemos ido incorporando, a pesar de las estrecheces, analizadores y otras tecnologías. La microbiología clásica es la que menos ha a haber que dotar, pero con el área de tuberculosis se va a incorporar mucho aparataje».

Contar con esa sala de cerca de 240 metros cuadrados les permitirá completar los procesos «con facilidad» y poder, incluso, contar con una persona extra en el caso de que haya un incremento de la demanda. «Podrán trabajar más personas en este área sin entorpecerse unos a otros», añade. «No tenemos unos espacios de trabajo adecuados para poder desarrollar todo nuestro potencial», afirma la jefa del servicio, que detalla que la falta de espacio afecta especialmente a las «áreas de trabajo puras y duras para los microbiólogos». Hurtado insiste en que Microbiología es un servicio «puntal» del área de salud pitiusa, algo que ha sido así siempre, pero que se ha hecho muy patente con la pandemia. «Ahora han visto que en determinadas situaciones es un servicio fundamental, se han dado cuenta y han visto que era necesaria esta obra, que necesitamos crecer más. Estábamos ahí, pero no nos daban importancia, cuando han visto la necesidad han pensado que menos mal que estábamos ahí», continúa. Un poco como las terrazas en los pisos durante el confinamiento, reflexiona la microbióloga antes de destacar la «suerte» que han tenido de que, precisamente después de ser conscientes de las necesidades del servicio, han contado con los profesionales del mismo a la hora de diseñar el nuevo espacio «tanto en la infraestructura física como en la dotación». «Han contado con nosotros desde el principio para que expresáramos nuestras necesidades y plasmarlas en el proyecto. Al final somos nosotros quienes lo vamos a usar», apunta.

En estos momentos están a la espera de conocer la fecha en la que comenzarán las obras y su planificación y la cronología. De momento, lo ignoran, pero confían en conocerlo con suficiente tiempo de antelación como para organizar la fragmentación del espacio así como vayan avanzando los trabajos para que éstos no interfieran en la actividad habitual del servicio.

El aumento de superficie no implicará, por el momento, un incremento de la plantilla. «Es difícil encontrar microbiólogos en toda la Península con la demanda tan alta de profesionales que hay», explica la jefa del servicio, en el que en estos momentos trabajan cuatro microbiólogos y una bióloga molecular.

«Lo suyo, con la demanda de trabajo que hemos tenido estos dos años, hubiera sido contar con un quinto microbiólogo, pero no ha sido posible», reconoce.

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