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Un revulsivo para la donación de sangre en Ibiza

El IES Quartó del Rei moviliza a su alumnado en Santa Eulària para captar donantes antes la escasez de reservas en Balears

Un revulsivo para la donación de sangre en Ibiza

Un revulsivo para la donación de sangre en Ibiza.

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Un revulsivo para la donación de sangre en Ibiza. Josep Àngel Costa

El Banco de Sangre de Balears sufre periódicamente un bajo nivel de reservas, pero estas carencias se agravaron aún más a principios de año. La alta incidencia de la variante ómicron por esas fechas, sumada al descenso de donantes en Navidad, puso en riesgo el suministro de componentes sanguíneos para transfusiones en los hospitales. De las 200 donaciones diarias que se necesitan para cubrir la demanda en Balears, solo se obtenía la mitad. Ante la voz de alarma lanzada por el Banco de Sangre, el IES Quartó del Rei tomó nota.

Durante una semana, este instituto de Santa Eulària sustituye sus clases habituales para que todos los estudiantes y el profesorado se embarquen en dos proyectos solidarios, uno de ámbito local y el otro global.

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Un revulsivo para la donación de sangre en Ibiza

Los proyectos

Los alumnos de primero y tercero de ESO se han centrado en una campaña de concienciación y de captación de donaciones para el Banco de Sangre de Balears, que culmina con la jornada de extracción que se lleva a cabo en el propio centro educativo. Por otra parte, los de segundo y cuarto aportan su granito de arena para ayudar a los refugiados ucranianos, con una recogida de alimentos por toda Santa Eulària que se entregará mañana a la asociación Nuestra Ucrania.

«Son proyectos de aprendizaje de servicios, que tienen como objetivo trabajar y dar un servicio a la comunidad», apunta Carlos Moreno, uno de los profesores del grupo impulsor de estas jornadas. El IES Quartó del Rei ya puso en marcha esta iniciativa en el curso 2019-2020.

Entonces la mitad del alumnado se desplegó para ofrecer una semana de actividades navideñas para acompañar a los mayores ingresados en la residencia Can Blai, mientras que el otro grupo organizó una recogida de alimentos para los campos de refugiados en Lesbos. «Fue justo antes de la irrupción del covid, así que después no se pudo repetir la actividad», recuerda el director del centro, Antonio Márquez. No obstante, destaca que esta semana de aprendizaje de servicios ya se prevé como una actividad fija del año académico.

Padrinos donantes

Los alumnos de primero y tercero de ESO se han dividido en diferentes grupos en su leva para captar donantes. Entre unos y otros han llenado el pueblo de Santa Eulària de carteles informativos, han encuestado a los vecinos y han captado a voluntarios. Como se requiere ser mayor de 18 años para donar sangre, su misión era acudir a la jornada de donación con un «padrino». El resultado se ha cumplido con creces, ya que en seguida llenaron el cupo máximo de 60 personas para esta sesión, así que han derivado a muchos otros a la agenda de citación del Banco de Sangre.

«Yo soy donante habitual, pero ahora vengo aquí porque me han convencido mis sobrinas», explica Laura Colomar, mientras toma una bebida isotónica para recuperar líquido tras la extracción. Ella suele dar su sangre tres veces al año, el máximo fijado para las mujeres (cuatro en el caso de los hombres) pero en los dos últimos años no ha podido cumplir con todas las citas por las dificultades organizativas derivadas del covid.

«Nosotros intentamos estar todos los martes en algún pueblo y antes la gente venía directamente a donar, pero con el covid se prepara un listado y hay que ir llamando a los donantes fijos hasta llenar el cupo», explica el conductor de la unidad móvil del Banco de Sangre, Alejandro Dury. Además de él, el equipo que ha preparado la sala de extracción está formado por una administrativa, dos enfermeras y la doctora, que se encarga de entrevistar a los voluntarios para verificar que cumplen con todos los requisitos.

«Hay que pesar más de 50 kilos, no haber viajado a países que tengan enfermedades como la malaria o tener un rango de hemoglobina suficiente para que sea seguro para sacar medio litro de sangre», detalla Celia Pozo, una de las enfermeras.

Mónica Riera acaba de donar por primera vez en su vida y destaca la rapidez y sencillez del proceso. «No ha dolido nada», destaca. Su hijo Asier ha sido el responsable de movilizarla a ella y a otros diez vecinos de Santa Eulària.

Recogida de alimentos

El otro proyecto solidario, organizado por los alumnos de segundo y cuarto de ESO, protagoniza mañana su jornada central, cuando se entreguen a la asociación Nuestra Ucrania todos los alimentos conseguidos a lo largo de la semana. Ana María Marí y Carla Guasch son dos de las alumnas que recorrieron establecimientos de Santa Eulària para que les permitieran instalar los puntos de recogida, así como informar a los vecinos. En total se ha conseguido la adhesión de una veintena de locales. «Ha sido muy fácil convencerlos y los que no lo han hecho no ha sido porque no quisieran, sino porque se trataba de algún sitio oficial», valoran.

Los voluntarios de Ibiza Conciencia imparten una charla a estos alumnos para informar de la situación de los refugiados en Ucrania y de otros «pueblos olvidados» que huyen de conflictos bélicos o la pobreza extrema. El portavoz de este colectivo, Octavio Pertot, recuerda que en los últimos días han recaudado 1.110 euros con la maratón de Yoga en Platja d’en Bossa y 4.400 con una fiesta benéfica en Teatro Ibiza. La colecta se dona a Grupa Granica, una plataforma que canaliza ayudas en la frontera polaca para los colectivos más vulnerables que huyen de Ucrania, como personas que «son migrantes, de otras razas, etnias y religiones o Lgbti», apunta Pertot.

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