El confinamiento y las sucesivas restricciones para contener la expansión del covid nos han afectado a todos, pero especialmente a dos colectivos: niños y personas mayores. En estas últimas, la pandemia ha aumentado la situación de soledad y, en muchas ocasiones, el sentimiento de abandono. Por eso, que el centro del Esplai de Can Ventosa suba de nuevo la persiana es «de las mejores noticias de los últimos dos años».
Lo decían ayer algunos de los usuarios que acudieron a la reapertura del espacio después de que el Ayuntamiento de Ibiza haya acometido una reforma integral. «Estoy feliz y contenta. Por fin es una realidad», expresó emocionada la presidenta de la asociación de mayores, Neus Planells. Y es que ella sabe lo importante que es socializar a estas edades. «Los medicamentos no lo son todo», dijo refiriéndose a que no ‘curan’ la falta de compañía. «Antes, por ejemplo, cuando te quedabas viudo estabas en casa viendo la tele en el sillón, pero ahora salimos, disfrutamos... y también ligamos», apuntó entre risas, «y esto es lo que nos hace vivir, este centro nos da vida».
Planells reconoció que, mientras este espacio ha estado cerrado, son muchas las personas que preguntaban cuándo iban a poder volver y «les veías tristes por la calle», sin un sitio donde poder reunirse.
Ahora, de nuevo, lo tienen. Y mejorado. Las obras acometidas han permitido hacer un espacio polivalente para realizar exposiciones y gimnasia, así como tener una sala de lectura y cine. Asimismo, los usuarios podrán hacer uso de servicios de podología, fisioterapia y peluquería, que saldrán a licitación en las próximas semanas, explicaron desde el Ayuntamiento.
Ha habido desunión por no poder juntarnos; hemos perdido afinidad
Actividades y servicios de los que podrán beneficiarse los usuarios y por los que abonan una cuota simbólica de 15 euros anuales. «Las ayudas que recibimos del Consell y, sobre todo, del Ayuntamiento hacen el resto», especificó la presidenta de la asociación. En estos momentos, y a falta de hacer un cálculo exacto, hay alrededor de 800 inscritos y, «con esta mejora, llegaremos a los mil seguro, a pesar de que muchos se hayan quedado por el camino», lamentó Planells haciendo un guiño a todos los mayores que han perdido la vida durante la pandemia.
Los domingos no se tocan
Lo que más han echado de menos durante este tiempo, y todos coincidieron en ello, es bailar. Lo hacían los domingos y daba lo mismo que fuera flamenco, rumba, pasodoble o un bolero. «En ningún lado disfruto tanto como un domingo de baile aquí», dijo Francisco Pamies. A sus 88 años solo quiere recuperar la normalidad. Hace unos meses perdió a su mujer a causa de un cáncer y el covid ha hecho que solo salga a pasear con un amigo por «miedo» al contagio. «Estoy muy contento, de verdad», señaló.
La alegría se palpó también entre el resto de asistentes a la reapertura. María Marí dijo estar «encantada de la vida» de poder estar allí de nuevo. Reconoció que la pandemia les ha pasado factura, «más cuando tienes 75 años como yo», por lo que solo quiere volver a sentarse a jugar a las cartas con sus amigas, como María Concepción Molio. Hace dos años, con 64 recién cumplidos, aprendió a usar un ordenador precisamente en ese centro. «Éramos muchas y nos enseñaron a manejarlos; yo no tenía ni idea», indicó emocionada, «y lo mejor es que antes de la clase nos tomábamos un café juntas».
Andrés Gutiérrez y Juan Bonet, de 65 y 69 años respectivamente, coincidieron en que la idea ahora es «disfrutar más que antes». No quieren volver a oír hablar de confinamientos y valoran, más que nunca, la rutina. «Por la mañana veníamos aquí a jugar la partida y por la tarde a hacer alguna actividad», recordó. Y, de nuevo, podrán retomarla.
En ningún sitio disfruto tanto como un domingo de baile en este centro
Lo mejor de la reapertura fu ver sus caras de felicidad. El lavado de cara ha convertido al centro «en el mejor de la isla» y esperan con ansias empezar con las actividades, que comenzarán en abril. «Ha habido desunión entre la gente por no poder juntarnos; hemos perdido afinidad», declaró María Dolores Tur. A sus 79 años lamentó que «la vida se escapa», así que «es momento de volver a disfrutarla». Asimismo, los allí presentes quisieron agradecer el esfuerzo de las instituciones porque, «si fuera por las pensiones que cobramos algunos, no nos podríamos permitir la mitad de las actividades», sostuvieron.
Mejoras
La reforma ha previsto que la sala de estar, el bar y la sala polivalente se puedan adaptar para impartir cursos de formación, charlas, conferencias, fiestas o celebraciones. Además, se ha pavimentado el exterior para que sea una continuación del espacio interior.
El presupuesto de la obra ha rondado el medio millón de euros, que ha sufragado el Ayuntamiento en colaboración con el Plan Estratégico de Inversiones Municipales de Ibiza del Consell durante 2021.
Estoy encantada de la vida de estar aquí de nuevo
A la reapertura, que contó con la actuación de la Colla de sa Bodega, acudieron el alcalde, Rafa Ruiz; la concejala de Bienestar Social, Carmen Boned; la consellera del mismo ramo, Carolina Escandell; y la concejala de Participación Ciudadana, Elena López.
