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El consumo de agua desalada alcanzó el año pasado en Ibiza su máximo histórico

En verano el abastecimiento se situó todavía por debajo de 2019 por la crisis sanitaria

Visita de un grupo de escolares a las instalaciones de la desaladora de Santa Eulària. | VICENT MARÍ

Ibiza registró el año pasado su máximo histórico de consumo de agua desalada, con un total de 10,8 millones de metros cúbicos, un 10,6% más que en el año anterior y un 0,7% por encima de 2019, el año previo a la pandemia del covid. Pese a la caída de la actividad turística por la crisis sanitaria, el incremento de la producción de las desaladoras se explica por la política que aplica la conselleria balear de Medio Ambiente de incentivar el aumento del consumo de agua desalada en los meses de invierno para recuperar los acuíferos.

Carga de agua de un camión cuba en Formentera. | C.ARMELO CONVALIA

La subida del año pasado se debe, además, a los datos de Santa Eulària tras la municipalización de las redes de algunos núcleos urbanos, según explica Juan Calvo, secretario de la Agencia Balear del Agua (Abaqua), empresa pública dependiente de la conselleria balear de Medio Ambiente. Precisamente, el incremento del consumo de agua desalada en Santa Eulària es abismal, al pasar de sólo 43.716 metros cúbicos en 2018 a 1,3 millones el año pasado. Con respecto a 2020, la subida se sitúa en el 31,7% y en el 40,7% si se compara con 2019, el año anterior al de la crisis sanitaria.

En cambio, en el resto de municipios de Ibiza el consumo de agua desalada aún se sitúa por debajo de 2019, lo que evidencia las consecuencias de la bajada de la actividad turística durante los meses de temporada. Precisamente, en los cuatro primeros meses del año pasado la producción de las desaladoras de la isla fue superior al mismo periodo de 2019. Sin embargo, a partir de mayo, coincidiendo con el inicio de la actividad turística, el balance es inferior, aunque por muy poco. Así, en julio y agosto del año pasado se consumieron 1.243.060 y 1.321.532 metros cúbicos y en 2019, 1.276.678 y 1.345.218 metros cúbicos, respectivamente. La bajada más acusada se registró en el verano de 2020 (1.084.874 y 1.112.122 metros cúbicos en julio y agosto), cuando apenas hubo temporada turística por culpa de la pandemia.

Más agua desalada que de pozo

Pese a que Abaqua aún no dispone de los datos del consumo de agua de pozo de la isla de Ibiza (depende de los ayuntamientos), Calvo considera que «se mantiene la tendencia» de que el suministro de las desalinizadoras se sitúe por encima. Así sucedió por primera vez en 2019 y se repitió en 2020 como consecuencia de la política de incentivar el consumo de agua desalada en invierno para recuperar los acuíferos.

«Ha funcionado», celebra Calvo, que apunta acto seguido que el siguiente objetivo es «reducir el consumo» de agua en general, lo cual pasa por la mejora de las redes municipales para reducir las pérdidas, sobre todo en Santa Eulària y Sant Josep. «No se trata de consumir agua desalada por consumir, sino de reducir la explotación de los acuíferos. Instamos siempre a los ayuntamientos a que mejoren sus pérdidas en la red y lo están haciendo. En los próximos años, cuando se haya mejorado, no nos pedirán mucha más agua», indica Calvo.

En verano no se puede abastecer a la población y a los turistas con más agua desalada porque la producción de las tres plantas alcanza su tope. Abaqua ha acometido una serie de mejoras en las desalinizadoras para tener un «margen mayor de seguridad» con el fin de hacer frente a picos muy puntuales, pero «los municipios ya tienen un techo de volumen diario».

Formentera aún nota el efecto de la crisis sanitaria

En Formentera, donde el 100% del agua que se consume es desalada, se nota aún el efecto de la crisis sanitaria, ya que la producción del año pasado, con un total de 613.332 metros cúbicos, aún se sitúa por debajo de la de 2019, en la que se registró el máximo de 712.063. De hecho, el abastecimiento de la población de la pitiusa menor del año pasado, salvo 2020, se sitúa por debajo de la de 2014 (624.958 metros cúbicos), 2015 (645.939), 2016 (686.082), 2017 (630.382), 2018 (675.395) y 2019. En 2020, el primer año de la crisis, el consumo cayó a 514.123 metros cúbicos.

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