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Agricultura

10 nuevas hectáreas de almendros en Ibiza

El mismo empresario que en 2019 plantó 1.200 almendros en Sant Mateu, el sueco Christian Jochnick, siembra ahora 1.540 en 9,66 hectáreas de tres fincas de Corona cedidas por las propietarias de los terrenos

Hace justo dos años, el sueco Christian Jochnick plantaba en la finca de Ca n’Escarrer de Dalt (Sant Mateu) 1.200 almendros, un proyecto supervisado por el agrónomo pitiuso Salvador Roig. Jochnick, que hasta 2018 se dedicaba a las finanzas en la City de Londres, decidió recuperar ese antiguo terreno de cultivo con un proyecto «regenerativo» que persigue incrementar «los microorganismos de la tierra, conseguir que haya más recursos hídricos ene se terreno y aumentar su biodiversidad». Desde entonces, y gracias al uso de biochar (un compuesto de carbón vegetal que hace las veces de esponja a la hora de retener la humedad y que la filtra en los momentos más secos), sólo ha tenido que regar dos veces al año: cuando sembró y en verano, lo cual es muy útil en terrenos de secano, como la mayoría de los de Ibiza.

Eso le permite lograr otro de sus objetivos: que ese cultivo sea «sostenible ecológicamente». Pero ojo, que también espera que algún día «sea rentable», pues la inversión que hizo fue elevada. Ahí sale a relucir la parte del alma de exbroker de Jochnick.

En tres fincas

Ayer, Jochnick presentó una nueva fase de su proyecto: la plantación de 1.540 almendros en tres fincas que ocupan una extensión de 9,66 hectáreas en el poljé (depresión que se produce en un macizo de roca kárstica, de grandes dimensiones, a modo de valle y rodeado por elevaciones montañosas) del Pla de Corona. Se han repartido en dos parcelas de Can Miqueló, de una propietaria, y en otro terreno próximo de Can Baló, del que es dueña Toñi Costa. Previamente se extrajeron los troncos y raíces de los almendros viejos, dañados o enfermos (la mayoría improductivos), que ahora se encuentran amontonados en las cercanías.

Los nuevos almendros son de la variedad belona, como los de Ca n’Escarrer de Dalt, que procedían del vivero de Chiriovel (Almería), cultivados por Cristóbal Aránega. También, como en esa ocasión, el ingeniero agrónomo es Salvador Roig. De momento, Jochnick ha invertido 50.000 euros en esta fase de Corona, que confía en recuperar (como en Sant Mateu) algún día mediante la venta de almendras (que se cotizan al alza) o con la producción de leche de ese fruto. Recibe subvenciones de la Unión Europea.

Eso sí, deberá esperar aún dos años para tener una mínima producción, que mejorará sustancialmente a partir del tercer año. En la finca de Ca n’Escarrer, por ejemplo, espera recolectar ya almendras el próximo mes de agosto, si bien no será hasta 2023 cuando la cantidad recogida sea importante.

Si todo va en Santa Agnès como en la finca de Sant Mateu, la mayor parte de los árboles sobrevivirán. En Ca n’Escarrer de Dalt sólo murieron nueve de los 1.200 almendros

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Si todo va en Santa Agnès como en la finca de Sant Mateu, la mayor parte de los árboles sobrevivirán. En Ca n’Escarrer de Dalt sólo murieron nueve de los 1.200 almendros, asegura Jochnick: «Ha sido increíble, una cifra mucho mejor de la esperada».

En realidad han plantado en Corona 1.340 de los 1.540 previstos, pues han reservado 200 árboles para que sean sembrados durante las fiestas de Santa Agnès, que se celebran el próximo 21 de enero.

La presidenta de la asociación de vecinos de Santa Agnès, Maria Ferrer, dice sentirse muy satisfecha con el proyecto de Jochnick, una inversión muy elevada a la que, reconoció, no pueden hacer frente los propietarios de la zona. Todos ganan, recordó: ellos porque mejora el aspecto de sus fincas; Jochnick porque podrá obtener un rendimiento de ellas. «Para nosotros es muy importante que el Pla de Corona vuelva a ser lo que era antiguamente», añadió, a la vez que agradeció a Ibiza Preservation los otros dos proyectos similares que ha impulsado en la parroquia. Ferrer está segura de que al sueco no le importará (o se hará el susodicho) que los vecinos cojan algunas almendras para la salsa de Nadal.

De 5.600 a 100 hectáreas

Gabrielle Gambina, coordinadora de Ibiza Produce, proyecto de Ibiza Preservation que impulsa la revitalización de los suelos y paisajes de la isla, recuerda que en los años 60 había alrededor de 5.600 hectáreas en Ibiza dedicadas al cultivo de almendros, mientras que en la actualidad no pasan de las 100 hectáreas. Además, «la mayoría de los campos, incluso los del Pla de Corona, se encuentran en situación de descuido, con los árboles cerca del final de su vida biológica, que es de unos 70 años». Gambina señala que la fundación para la que trabaja siempre ha respaldado «iniciativas relacionadas con la recuperación del almendro, no solo porque forma parte del patrimonio de la isla, sino también porque la almendra es un superalimento con una multitud de beneficios nutricionales que debería apreciarse».

Dos máquinas excavadoras abrían y tapaban ayer agujeros en Can Baló, de donde emergen los nuevos almendros, delgados como ramas incipientes y ya con yemas. Como los de Ca n’Escarrer de Dalt, las raíces han sido bañadas con una ‘pócima' de Salvador Roig destinada a activar el crecimiento radicular, un paso trascendental para que la planta arraigue.

El concejal de Agricultura y Participación Ciudadana, Miguel Ángel Costa, se acercó también a Corona para comprobar cómo se desarrollaba la siembra. Costa confía en que proyectos como este animen «a los jóvenes» y a los propietarios «a sumarse al proyecto de plantación» de almendros.

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