Ayer tuvo lugar en la iglesia del Puig de Missa de Santa Eulària el funeral por el alma de Antonio Marí Ferrer, Corda, que falleció esta semana a los 80 años. Marí, persona que gozaba de gran popularidad, fue también un activo dinamizador de actividades tradicionales y culturales en este municipio, algunas de las cuales rescató de su desaparición.
Antonio Marí, muy vinculado a la parroquia, era presidente de la Asociación Cultural Puig de Missa, que coordinaba las diferentes cofradías religiosas de esta localidad y que en los años 90 recuperó las tradicionales procesiones de Semana Santa en Santa Eulària tras haber desaparecido veinticinco años atrás.
A él se debe también, junto a un reducidísimo número de personas, la pervivencia de las ancestrales Caramelles de Nadal. En los años ochenta y noventa, cuando ya no quedaba nadie en Ibiza que interpretara esta composición musical autóctona, Antoni Marí y dos o tres caramellers más (los últimos que quedaban en la isla) recorrían varios pueblos en la noche de Navidad para mantener viva esta tradición. Por este motivo, el Ayuntamiento de Santa Eulària les concedió años después uno de sus Premis Xarc.
También él fue uno de los responsables de recuperar, en su etapa como concejal de Cultura con Vicent Guasch, el desfile de carros tradicionales en las fiestas del Primer Diumenge de Maig, sin duda uno de los elementos más vistosos y destacados de esta multitudinaria celebración.
Asimismo, fue presidente de la Peña Deportiva de Santa Eulària y contribuyó a la consolidación de este club. Pero más allá de estas actividades, Antonio Marí Ferrer fue ante todo una persona apreciada y siempre dispuesta a echar una mano en cualquier tipo de actividad popular, como la preparación de las paellas populares organizadas con alguna finalidad humanitaria.
