A José María Carreras le gustaba escribir, pararse a pensar y expresar por escrito su opinión sobre lo que acontecía, siempre con respeto y siendo cuidadoso con el uso que hacía de las palabras, es por eso que he querido utilizar este medio para despedirme de una buena persona.
Fue mi coordinador de enfermería, mi compañero y mi amigo, fue la primera sonrisa que recibí al llegar al sitio que más tarde se convertiría en mi lugar de trabajo, en el que sigo tras veinticinco años.
El día que fui al centro de salud de Sant Antoni a presentarme, José María tenía que ir a un aviso a domicilio para visitar a un paciente y yo estaba comentándole la idea de comprarme una bicicleta para hacer los domicilios de enfermería, él no me dijo nada, sonrió y me invitó a ir con él al aviso de esa mañana… El domicilio era en Santa Inés y claro… tras ver los caminos, entendí su irónica sonrisa y terminé comprándome un coche.
Era un hombre que a menudo callaba y dejaba hacer, dejaba hablar y escuchaba, valoraba las opiniones que le dábamos y se cuestionaba las cosas antes de tomar una decisión, buscaba el consenso, quería que todos estuviéramos conformes con las medidas que se tomaban, era una persona sencilla, humilde y buena a la que echaremos mucho de menos.
